Los cuatro años que pasó en las mazmorras del régimen venezolano le han dejado secuelas pero le han hecho más fuerte y más determinado. Lorent Saleh, desterrado en España en octubre pasado, denuncia las violaciones de los derechos humanos y lucha por la democratización de Venezuela.
Este joven de 30 años pasó cuatro años en los “centros de tortura” del régimen chavista La Tumba y Helicoide hasta que el 12 de octubre pasado fue desterrado a España donde vive junto a su madre, una humilde costurera soltera de origen palestino que removió cielo y tierra hasta que liberaron a su hijo.
Fundador de la ONG Operación Libertad, Saleh ha estado esta semana en Chile para denunciar las violaciones de los derechos humanos en su país, donde el régimen chavista cumple este año 20 años.
Saleh, que vivió dos años en Colombia, fue entregado por la inteligencia colombiana al Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) que lo encerró en La Tumba, la sofisticada mazmorra del régimen en pleno centro de Caracas, especializada en tortura psicológica.
“Me iban a desaparecer”, pero un vídeo grabado por compañeros que fueron alertados de su entrega, les impidió “negar que estaba en manos de ellos” (Sebin), asegura a la AFP en un café de Santiago el ganador del premio Sajarov 2017 que otorga el Parlamento Europeo.
“Lo más terrible es que la mía no es la única historia”, recuerda. “El gobierno estableció un patrón de tortura, represión y lo más terrible es que es sistemático”, agrega, tras subrayar que “hay una deuda con los derechos humanos en Venezuela”.
“Esto no es un tema de derechas o de izquierdas, sino de demócratas o tiranos”, asegura.
Decepcionado con la indulgencia de muchos partidos de izquierda con el régimen de Maduro, recuerda que “el respeto a la dignidad humana está por encima de cualquier alianza política o partidista”.
– No es mentira –
“¿Cómo me dicen a mi en mi cara que es mentira que en Venezuela se tortura, que no hay gente inocente, presa y torturada, que no hay represión?”, se pregunta al tiempo que muestra las dos cicatrices en la muñeca de otros tantos intentos de suicidio durante su detención en La Tumba y otras en una pierna.
Y es que las personas torturadas y que han sufrido violaciones de sus derechos “son víctimas en Venezuela o en Arabia Saudita, en Siria como en Nicaragua” por lo que insta a la “honestidad y sinceridad” de “la izquierda, la derecha, los liberales y los conservadores” a la hora de denunciar las violaciones de las libertades fundamentales.
– Sin vuelta atrás –
Durante su estancia en Chile, Saleh se ha reunido con la mayoría de los partidos políticos del Parlamento, la comisión de derechos humanos y ha participado en la gran manifestación que hubo el miércoles en Santiago para pedir democracia en Venezuela, un proceso, asegura, inexorable.
“No sé si (el régimen de Nicolás Maduro) termine en cuestión de días, de semanas o de meses, pero estamos convencidos de que no tiene vuelta atrás”, asegura.
Saleh se refiere a la vía que lidera el presidente del Parlamento, el opositor Juan Guaidó, que el miércoles se autoproclamó presidente interino de Venezuela, recibiendo el respaldo de Estados Unidos y varios países latinoamericanos, entre ellos Chile.
“Guaidó marcó una vía clara: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, recuerda.
Minimiza el apoyo que Maduro recibió de la cúpula militar tras la autoproclamación de Guaidó.
“No todo lo que parece es. Recordemos que el año pasado la persecución política empezó a migrar del sector civil al militar. Hoy hay más militares presos que civiles”, sostiene.
El discurso de “reconciliación y amnistía” dirigido a las Fuerzas Armadas por la oposición “va generando confianza y está aglutinando cada vez más fuerzas”, produciéndose un “resquebrajamiento de la unión cívico-militar del régimen tiránico de Nicolás Maduro”, dice.
Y pone como ejemplo que en las últimas manifestaciones muchos militares “bajaron sus armas para no masacrar ni ir en contra del pueblo ni obedecer las órdenes de un usurpador”, asegura.
No obstante, reconoce que la senda a la democracia plena será difícil como lo demuestran los 16 muertos registrados en los últimos días.
“Implica un diálogo constante de todos los sectores y fuerzas políticas de Venezuela y el mundo, de la sociedad civil, de los medios de comunicación, partidos políticos, organismos internacionales, de la iglesia. Pero estamos dispuestos a dar todo para que podamos vivir finalmente en democracia”, advierte. AFP