Se acabó hace 44 años y oficialmente duró 20. Secuela directa de la Guerra Fría así haya arrancado 10 años después de la división de Berlín en dos. Un espantoso conflicto bélico entre dos pensamientos, dos intereses y una misma población con cerca de 2 millones y medio de personas muertas y atroces crímenes extensamente documentados.
Al norte los comunistas, apoyados por Cuba, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Corea del Norte y China. Sí, los mismos países que hacen oídos sordos a la actual crisis venezolana. Al sur Vietnam del Sur y los Estados Unidos.
En efecto, como ampliamente se sabe, la Guerra de Vietnam fue una inmensa derrota militar y política para los Estados Unidos
15.981 días después de su final oficial el 30 de abril de 1975; Nicolás Maduro apela a la “vieja confiable”, acusar a Estados Unidos de querer hacer un nuevo Vietnam, ahora en Sudamérica.
¿Y con qué se come esa vieja confiable?
La derrota estadounidense en Vietnam siempre estará asociada a la de “David contra Goliat”. En efecto, hace 44 años y después de 20, siempre estará en el inconsciente colectivo que el pueblo pobre, sin fuerzas y sin recursos pero, en este caso, ungido en la sangre de Chávez acabará con la mayor potencia militar del mundo.
Sin embargo: El Psuv no es el Vietcong; los venezolanos, menos las cúpulas, sufren masivamente; Putin no salvará a Maduro; A los chinos solo le interesa su plata y el mundo entero conoce y rechaza el desastre bolivariano.
Tampoco cabe duda alguna de que en 44 años, los Estados Unidos aprendió de ese tremendo error histórico y en el 2019 en Vietnam se espera un crecimiento económico del 6,8% en el 2019, abiertamente al mundo occidental.
Tal vez, apelar a Vietnam para “meter miedo” haya resultado en “dar lástima”. Mientras el mundo crece, Venezuela está dejando de estar trasnochada.