Los eruditos de la Biblia siempre han creído que el cuerpo de Jesús está enterrado en Jerusalén, donde pasó gran parte de su tiempo enseñando a sus discípulos.
Pero con el legendario Arca de la Alianza de la Biblia en África y el descubrimiento del anillo de Jesucristo, la historia del cristianismo está siendo cuestionada. Esto podría llevar a una extraña teoría sobre el verdadero sitio de entierro de Jesús.
Cada año, los visitantes acuden a un rincón diminuto de la isla japonesa de Honshu para visitar la “Tumba de Cristo” lugar de entierro de Jesús, ubicada en la pequeña aldea de Shingo, en Aomori en Japón.
La leyenda del pueblo afirma que Cristo pasó sus llamados “años perdidos” en Japón.
El agricultor local Sajiro Sawaguchi, quien era dueño de la tierra alrededor del sitio, dijo que encontró un antiguo texto escrito por Jesús en hebreo, pero el gobierno se lo confiscó.
Sawaguchi, asegura ser descendiente directo de Jesús que llegó a Japón a los 21 años, aprendió el idioma y las costumbres antes de regresar a Judea.
La leyenda agrega que antes de ser crucificado, su gemelo idéntico Isukiri tomó su lugar. Después de la muerte de su hermano, Jesús abandonó a Israel y regresó a Japón a través de Siberia.
A su regreso, Cristo abandonó los hábitos, se convirtió en un agricultor de arroz, cambió su nombre a Daitenki Taro Jurai, se casó con una mujer llamada Miyuko y tuvo tres hijas.
Una placa al lado de la Tumba de Cristo en Japón dice: “Cuando Jesucristo tenía 21 años de edad, vino a Japón y persiguió el conocimiento de la divinidad durante 12 años. Regresó a Judea a los 33 años y se comprometió con su misión. Sin embargo, la gente en Judea no aceptó la predicación de Cristo. En cambio, lo arrestaron y trataron de crucificarlo en una cruz. Pero su hermano menor, Isukiri, tomó el lugar de Cristo y terminó su vida en la cruz.
Cristo, que escapó de la crucifixión, atravesó los altibajos de los viajes y volvió a Japón. Se instaló aquí, en lo que ahora se llama aldea de Herai y murió a la edad de 106 años. En este terreno sagrado, se dedica un túmulo funerario para deificar a Cristo, y una tumba cercana para deificar a Isukiri”.
La leyenda continúa diciendo que, si bien Cristo no realizó ningún milagro en Japón, pudo salvar a los aldeanos locales de morir de hambre al llevarles comida después de viajar una larga distancia.
Hoy en día, el sitio de la tumba es una atracción peculiar visitada por turistas curiosos.