En estos días estamos esperando por la salida definitiva del social esclavismo instaurado en Venezuela. Sólo les queda un bastión, vistas las circunstancias: el indigno ejército venezolano, al parecer mancebos del Castro esclavismo. Ese manchado con la sangre de sobre medio millón de venezolanos, muertos en manos de una mezcla casi perfecta entre hampones, ladrones, narcos y sicarios. Ya las redes sociales hacen cuenta de sus nombres. Junto a ellos, los elementos de la guerrilla colombiana y el narcotráfico internacional, unidos en las cabezas de los líderes del Socialismo del Siglo XXI.
También debemos mencionar los elementos del moderno socialismo internacional; denominado Terrorismo, que ha tomado circunstancias, creencias y elementos del islamismo, el judaísmo y el cristianismo para sembrar al mundo de miedo, odio y resentimiento en cada sitio del orbe. Hasta hace poco no veíamos la decisión de enfrentar esa amalgama de corbatas azules y zapatos negros, con la dureza que se espera para terminar de quebrar el espinazo de la perversidad hecha hombre.
En Venezuela el daño es incontable e inconmensurable. Una vez ido el Social esclavismo del siglo XXI podremos iniciar un control de daños causados por 30 años de maldad (febrero 04, 1989/febrero, 2019). Como ha sido nuestra consigna, seguimos proponiendo la construcción de Venezuela, basada en principios básicos y elementales que nos den resultados y luces para encontrar el bienestar, la riqueza y la prosperidad duradera de nuestros coterráneos.
Principios que nos protejan de una vuelta a ser víctimas de cualquiera de las versiones del Social esclavismo del siglo XXI. Incluido el enfoque internacional denomino terrorismo, encargado de las operaciones militares y guerreristas; Así como el socialismo cultural, arropado de un lenguaje pacifista, con mensajes destinados a destruir a la familia y las libertades individuales, tergiversando, entre otros, los contenidos científicos para sus fines y propósitos demagógicos e infernales.
A tales efectos, debemos enterrar el keynesianismo, junto con todo el discurso del expansión del estado, la confiscación, las fulanas reformas agrarias, extinguir la expropiación, en cualquiera de sus versiones; restituir la herencia sin el temor a la imposición de tributos. En fin, llevar al Estado a sus funciones naturales de protección y resguardo del individuo, para que éste pueda ejercer sus libertades políticas, económicas y sociales. De esa forma estamos esperando por la salida definitiva a la tragedia venezolana del siglo XXI, la salida definitiva del social esclavismo del siglo XXI.
Bladimir Díaz
@bladimirdiaz