Venezuela está inmersa en la historia doliente de los pueblos con hambre y necesidad angustiosa. Sobran testimonios que el régimen celosamente calla pero que se conocen, a la vista de todos, realidades dolorosas de famélicos andantes por esas calles de Dios, mujeres, niños, ancianos seres que desesperados buscan alimentos o medicina que no encuentran y reflejan lo que está ocurriendo.
¡Hay Hambre! No la ocultan las políticas socialistas de cajas y de bolsas, beneficio lucrativo para funcionarios y jefes civiles o militares que con desvergüenza y descaro apoyados las más de las veces por organismos de seguridad del estado presionan y amenazan para que los que transportan alimentos de primera necesidad los trasladen a los vehículos oficiales para ser llevados a sus centros clandestinos de acopio donde se distribuyen a familiares e incondicionales que tienen negocios con los cuales especulan con la necesidad de los iguales, esos que sirven para el voto y para el activismo. Bachaqueros distinguidos de primera línea con luz verde que pueden llegarse hasta las cercanas Antillas comerciando alimentos que hacen falta a las comunidades hambrientas; esos se llevan hasta el agua, los productos del mar más apetecibles y ganancias dolarizadas, esas versiones corren y se comentan, todo sucede ante la complicidad y complacencia programada de los que deben evitar que esto suceda, originando ésta hambruna imposible de ocultar.
Los cubanos ideólogos – artífices y otros que forman parte de la invasión silenciosa, fuerzas de ocupación que desgraciadamente horadaron el hueso y músculo del país libre que éramos les influyen viendo intervenciones que atentan contra la soberanía y allí tiemblan las vocales y las consonantes gritan, ¿Cuál soberanía? La de Venezuela perdió la virginidad desde el mismo momento que el Castro comunismo se incrustó en nuestras instituciones sembrando destrucción y muerte. La VeneCuba proclamada convirtiendo en marionetas sumisas, útiles a sus fines de sobrevivencia durante veinte años llevándonos por estos caminos tortuosos de odio, resentimiento, venganza y muerte, empobreciéndonos y sumiéndonos en éste desastre.
La Ayuda Humanitaria es un esfuerzo de vida. No es limosna es humanidad. La Asamblea Nacional consciente de su responsabilidad solicita e implementa los mecanismos de ayuda para que llegue donde se necesite. En el Puente de la Tiendita se instalaron tres obstáculos por orden del régimen que simbolizan: inhumanidad, cinismo y descaro de quienes alimentados en la ideología del mal destruyeron a un pueblo hermoso y próspero convirtiéndolo en mendigo azaroso.
En sus corazones de piedra y sus mentes solo hay persecución dolor y muerte.
¡Dios bendiga y de coraje macabeo a los que se dan por entero para lograr la ansiada libertad!