La venganza de los estudiantes contra el chavismo

La venganza de los estudiantes contra el chavismo

Juan Guaidó en un encuentro con estudiantes en Caracas, Venezuela, el 11 de febrero de 2019. REUTERS / Andres Martinez Casares IMÁGENES DEL DÍA

 

 

Juan Guaidó y su equipo forman parte del movimiento universitario que plantó cara a Hugo Chávez en 2007, cuando intentó modificar la Constitución, publica El Mundo de España.

Por Daniel Lozano
@danilozanomadri

 

“Sepan administrar su victoria, pero ya la están llenando de mierda. ¡Es una victoria de mierda! Y nuestra derrota es de coraje, es de valor y de dignidad. ¡Golpea imperio, (pero) no nos hemos movido un milímetro!”. Diciembre de 2007. Un enfurecido Hugo Chávez acaba de caer derrotado en las urnas por primera vez desde 1998. El “comandante supremo” había convocado un referéndum para modificar la Constitución, imponer un estado socialista y eliminar el artículo que impedía una reelección tras otra.

Con todo el aparato del Estado a su servicio y subido a la ola de popularidad, apoyada por el boom de los precios del petróleo, Chávez se topa contra un enemigo desconocido, que muy poco tiene que ver con la oposición clásica: el Movimiento Estudiantil. Un grupo de jóvenes lidera la campaña del ‘No’ y llena las calles de entusiasmo.

Pero en el catecismo democrático del chavismo no cabía semejante resultado: Chávez impuso las leyes socialistas a golpe de Ley Habilitante y forzó un nuevo referéndum 14 meses después para perpetuarse en el poder.

Al frente del Movimiento Estudiantil y entre sus primeras filas estaban quienes mantienen un desafío inédito contra la todopoderosa revolución, que hoy disputa su tercer asalto en las calles con la convocatoria de “megamarchas” por todo el país y una cadena humana en la frontera, aprovechando la celebración del Día de la Juventud.

El presidente encargado, Juan Guaidó, fue de los primeros en pintarse las manos de blanco en contra del cierre del canal RCTV en 2007. También protestó su vicepresidente segundo en el Parlamento, Stalin González, antiguo militante de la marxista Bandera Roja, actualmente en el socialcristiano Un Nuevo Tiempo

Freddy Guevara, Daniel Ceballos, Juan Andrés Mejía, Manuela Bolívar, Yon Goicoechea, Lester Toledo, Gaby Arellano y David Smolanksy militan hoy, como Guaidó, en Voluntad Popular, partido creado por Leopoldo López, que se nutrió principalmente de líderes estudiantiles y activistas sociales. La noche de la victoria, el preso político más emblemático del chavismo presenció en directo el festejo de los jóvenes que meses más tarde pasaron a formar parte de su partido.

Allá estaba el hispanovenezolano Yon Goicoechea, agitando con frenesí una bandera venezolana subido en un camión, una de las postales irónicas del triunfo. “Sin duda hemos aprendido la lección, ahora estamos mucho más cerca”, recordó para EL MUNDO. “Ahora estamos todos unidos contra la dictadura, comprometidos como nunca antes. Estamos encaminados para el futuro”, aseguró convencido uno de los expertos petroleros de la oposición, quien también estuvo encarcelado durante 14 meses en el Helicoide, la siniestra sede de la policía política, pese a contar con la boleta de libertad emitida por un juez. Como tantas veces en revolución.

“Váyanse al carajo que aquí estamos los jóvenes y nadie nos va a detener”, arengó Mejía la semana pasada a los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Este diputado es hombre clave en la puesta en marcha del Plan País, concebido para el día después.

Guevara, uno de los portavoces de 2007 y ex vicepresidente del Parlamento, está asilado en la Embajada de Chile en Caracas. Smolansky es el coordinador de la OEA para la crisis de refugiados y emigrantes. Daniel Ceballos, ex alcalde de San Cristóbal y principal líder político de la rebelde Táchira, permanece en arresto domiciliario tras tres años encarcelado. Bolívar da la cara en el Parlamento y en la calle y los exiliados Toledo y Arellano coordinan la ayuda internacional en el centro de acopio de Cúcuta.

Allá en la frontera de Colombia también están el médico exiliado José Manuel Olivares, quien junto a Miguel Pizarro y Juan Requesens conforman el núcleo estudiantil de Primero Justicia en el Parlamento. Pizarro, desde la Presidencia de la Comisión Especial de Seguimiento de la Ayuda Humanitaria, aseguró ayer que en 24 horas la red de voluntarios “ya tiene más de 90.000 personas inscritas, de ellos más de 9.000 profesionales de la salud”.

Mientras tanto Requesens, el amigo de todos, cumple 189 días en prisión, acusado de ser cómplice en el supuesto atentado de los drones. Torturado por la policía política, espera en su celda del Helicoide que los jueces quieran celebrar una audiencia preliminar suspendida un mes tras otro. No existe una sola prueba contra él, más allá de un vídeo grabado entre torturas y bajo el efecto, según fuentes familiares, de la burundanga, droga capaz de anular la voluntad.

En la primera línea del frente opositor sólo falta un nombre, Ricardo Sánchez, una de las caras más reconocidas del 2007. Los negocios con el chavismo le llevaron a crear un partido fantasma como paso previo al salto de talanquera, como se llama en Venezuela a los tránsfugas políticos. Hoy, según medios locales, divide su tiempo entre la Asamblea Constituyente y la expansión del petro, la sospechosa criptomoneda bolivariana. Ninguno de los citados en este reportaje le echa hoy de menos.

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