En Venezuela, un país de mayoría católica, a muchos no les ha caído muy bien la postura que mantiene el papa Francisco frente al régimen de Nicolás Maduro, y veladamente o en público le han exigido una posición más dura y frontal.
Por Fabiola Sánchez/Associated Press
Las críticas en algunos casos han sido más extremas. Los reconocidos dibujantes venezolanos Eduardo Sanabria (EDO) o Roberto Weil han plasmado el malestar de la población en mordaces caricaturas del pontífice en la que lo muestran indiferente ante la crisis o propiciando un diálogo con Maduro, quien aparece sosteniendo un garrote con su mano y mostrando una pistola humeante sobre la mesa.
El cardenal venezolano Baltazar Porras salió miércoles en defensa del papa tras la divulgación de una misiva que le envió a Maduro en la que expresó que no estaban dadas las condiciones para una mediación del Vaticano en la crisis política, según lo reportó el diario italiano Corriere della Sera. Porras dijo a la cadena local Unión Radio que la Iglesia católica no está en contra de ningún sector político en Venezuela, sino que su labor es buscar la unión y que se alcance una solución pacífica.
“El Vaticano siempre ha estado dispuesto a ayudar y a intermediar a lo largo del tiempo”, afirmó el cardenal, y agregó que no se debe asumir la postura de la Iglesia de no estar con ninguna de las partes como que “nos estamos lavando las manos”.
“La función primordial y más como creyentes y como pastores es buscar la unidad”, acotó.
El escrito del pontífice se da luego de una carta que le mandó el mandatario izquierdista pidiéndole su facilitación para un diálogo. La misiva del papa se divulgó después de una visita que realizó a inicios de semana al Vaticano una delegación del jefe de la Asamblea Nacional y líder opositor, Juan Guaidó, quien se declaró presidente encargado de Venezuela el 23 de enero tras denunciar que Maduro está usurpando el cargo luego de ser reelecto en unos comicios que la oposición consideró como una “farsa”.
Algunos analistas y periodistas especialistas en temas del Vaticano han reconocido que para el papa Francisco el caso venezolano se ha vuelto una crisis difícil de manejar aunque trabaje silenciosamente para lograr una salida pacífica.
Desde 2016 el Vaticano se involucró más en la crisis luego de participar junto a los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, de España; Martín Torrijos, de Panamá, y Leonel Fernández, de República Dominicana, y Unasur, en un proceso de diálogo entre el gobierno y la oposición que fracasó por la falta de acuerdo entre las partes.
La postura del pontífice ha desatado algunas críticas dentro de la iglesia. Recientemente el padre jesuita José Virtuoso, rector de la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, dijo a una radio local que “quisiéramos de parte del papa una postura mucho más contundente, mucho más clara”.
Mari Zerpa, un ama de casa de 56 años que se identifica como una fiel feligresa, criticó al pontífice y afirmó que se ha equivocado en la posición que mantiene sobre la crisis venezolana. Tras participar en una misa que se realizó en una iglesia del este de la capital a la que acudió Guaidó, la venezolana instó al papa a que “se pusiera más la mano en el corazón y comprendiera la situación real que estamos viviendo”.
“El papa ha sido demasiado cauteloso ante la grave situación que estamos viviendo todos los venezolanos”, agregó mientras se cubría el pecho con una bandera venezolana y tocaba con la mano izquierda un rosario que tenía colgado en el cuello.
El fraile capuchino Edwin Fernández fue más condescendiente y dijo a The Associated Press, a la salida de un acto en la estatal Universidad Central de Venezuela al que asistió Guaidó, que el pontífice debe ser visto no sólo como un líder religioso sino también como un “líder político” que mantiene relaciones con todos los gobiernos.
Vestido con una túnica marrón, Fernández, de 26 años, negó que se pueda catalogar como neutra la postura del papa en el caso venezolano, y planteó que su posición ha sido de “mucha tensión”.
El fraile defendió también la posición crítica que han mantenido los obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana contra Maduro, quien ha llamado a algunos purpurados “diablos con sotana”, y dijo que los sacerdotes son tan ciudadanos como cualquiera y puede dar libremente sus opiniones porque sufren las mismas penurias que el resto de la población.
Fabiola Sánchez
@fisanchezn