Gustavo Coronel: Stalin González, un cirujano complaciente

Gustavo Coronel

Stalin González acaba de declarar lo siguiente:

CARACAS (Reuters) – … la apertura a integrar al chavismo es tan necesaria como la presión popular y el apoyo internacional para que Maduro ceda el poder y haya una transición ordenada… pensamos que el chavismo y los militares deben ser parte de ese gobierno de transición”, apuntó el diputado opositor, refiriéndose a los seguidores del fallecido presidente Hugo Chávez. “Hay que darle espacio al chavismo, que no es Maduro, porque tiene que haber estabilidad política”…. Aunque no precisó con qué sectores oficialistas planean tener acercamientos, González cree que hay que convencer a chavistas y militares de que “Maduro es un obstáculo para el futuro y desarrollo del país y también para que el chavismo como fuerza política permanezca en el tiempo”.

Estas infelices declaraciones del diputado a la Asamblea Nacional, Stalin González, revelan la dificultad que tendrá Venezuela para limpiarse la cara de la mugre política que ha arruinado al país durante los últimos 25 años. Este diputado no habla por sí mismo sino por grupos que existen hoy en la Asamblea Nacional que desean salir de Maduro, pero no limpiar verdaderamente al sector político venezolano de los culpables de la tragedia. La intención que los anima puede ser buena pero se equivocan si piensan que barrer la basura debajo de la alfombra garantizará un hogar verdaderamente limpio.





Cuando un ser humano está afectado por un tumor canceroso los cirujanos saben que la única posibilidad de curación verdadera es la extirpación del tumor y de sus adherencias. No pueden dejarse células cancerosas en el cuerpo del paciente, so pena de ver regresar el cáncer a corto o mediano plazo. Ningún cirujano responsable hablaría de extirpar parcialmente el tumor alegando que la presencia de células cancerosas es “indispensable para la estabilidad del paciente”.

La sociedad venezolana está afectada gravemente por el cáncer chavista. Maduro no es el tumor principal sino una metástasis del tumor principal, que es el chavismo y sus aliados de la Fuerza armada. Eso lo conocemos todos los venezolanos.

¿Cómo es posible, entonces, que Stalin González diga que la permanencia en el gobierno de chavistas y militas corruptos pueda ser necesaria para asegurar estabilidad política y elecciones libres?

Stalin González se equivoca al decir que el problema es Maduro. El problema es el chavismo, del cual Maduro forma parte importante pero parcial. Maduro fue impuesto a los venezolanos por Hugo Chávez y por los cubanos. En los doce años de arrogante e ignorante autocracia chavista se creó una oligarquía de la corrupción y del abuso de poder integrada por ministros, funcionarios de empresas del estado, en especial PDVSA, contratistas, bolichicos, militares y familiares, una pandilla de algunos centenares de malos venezolanos quienes se embolsillaron miles de millones de dólares, como está saliendo hoy a la luz pública gracias a los esfuerzos de la justicia internacional, no del madurismo o de los venezolanos blandengues. Que la viudas de Chávez traten hoy, como trata Ramírez Carreño, de utilizar sus dineros mal habidos para regresar al poder, que los Giordani y otros arrepentidos traten hoy de establecer diferencias radicales entre el chavismo y el madurismo no debería llevar a un venezolano joven, como González, a tenderles la cama para que se acuesten tranquilos.

Lo que dice González es preocupante porque significa que hay miembros del nuevo liderazgo político venezolano que no han aprendido de la tragedia venezolana de los últimos 20 años. Oírlo decir que: “Hay que darle espacio al chavismo, que no es Maduro, porque tiene que haber estabilidad política” es darse cuenta de que este joven político ha sido capturado por los mitos populistas, por los clichés sobre estatismo y soberanía mal entendida. Esto no hace de él un mensajero del futuro sino un rehén del pasado.

La Venezuela del futuro debería descansar sobre los hombros de jóvenes incontaminados, tanto de los vicios ancestrales de la política venezolana como de la mediocridad, rapacidad y corrupción de los aventureros recientes, es decir, los chavistas y sus cómplices vestidos de uniforme. Incorporar a estos últimos al proceso de recuperación de la nueva Venezuela es perpetuar nuestra permanencia en el foso del atraso y de la mediocridad. No puede ser esta la misión de los jóvenes que heredarán a Venezuela. Si la Venezuela del futuro quiere ser diferente, realmente nueva, llena de ciudadanos con actitudes plenas de integridad y de dignidad, no es así como debemos comenzar a construirla.

El cáncer se cura mediante una extirpación total, sin adherencias, sin la sobrevivencia de células cancerosas disfrazadas de benignas. Este es un debate que hay que dar en nuestro país y yo invito a los venezolanos a darlo, abiertamente, sin misterios, sin secretos, sin arreglos clandestinos.

Debo advertir una vez más que apoyo 100% al gobierno legítimo de Juan Guaidó. Por ello, creo mi deber alertar sobre posturas de miembros de nuestro bando que no deberían pertenecer a la Venezuela del futuro. Hay que comenzar limpios.