De nuevo la velocidad de los acontecimientos deja desactualizado de un día para otro cualquier análisis. Aunque la primera versión, completamente inconstitucional, de la Ley del Estatuto de la Transición, que dejaba a Juan Guaidó como jefe por 30 días (ver La trampa de la Ley del Estatuto que rige la transición, enhttp://ticsddhh.blogspot.com/
Solo con esta camisa de fuerza al Presidente Encargado, esta Ley está retrasa la primera fase de la ruta, “cese de la usurpación” porque amarra al Presidente de realizar lo necesario desde ahora para pasar a la segunda fase, “Gobierno de Transición”. Guaidó está gobernando de manera colegiada con el G4, en una clara violación al principio de unidad de mando que cualquier mandatario debe tener.
Las fuerzas que deben estar operando para que Guaidó este operando de ese modo deben ser muy poderosas. No ejerce todavía el Gobierno de Transición y ya están tomando por él decisiones que afectaran su gestión de “un año”, eso si la Asamblea Nacional lo aprueba. No la tiene fácil. Sin embargo TODOS los venezolanos estamos montados con el en ese gran barco llamado Venezuela y ahora como nunca no nos conviene que se hunda. Nos conviene a todos el éxito de ese primer año de transición.
Por lo pronto tuvimos sin darnos cuenta un primer éxito cuando por la fuerza de la opinión pública rechazamos por todas partes el Articulo 26 de la Ley del Estatuto en primera discusión al punto que lo modificaron. Pero la cosa no terminó allí. La intención era y sigue siendo todavía suprimir el liderazgo de un joven a quien las circunstancias pusieron allí y que se encuentra en el vértice de un huracán.
De otra manera como se entiende que sin esperar que se cumplan las dos primeras fases de la estrategia, “cese de la usurpación” y “Gobierno de Transición”, ya la esposa de Leopoldo López este hablando de las candidaturas que corresponden a la tercera fase del proceso, “elecciones libres”. Pareciera que el miedo a perder ese chance es tan libre como esas elecciones que queremos hacer (ver noticia en
http://www.el-nacional.com/
Lo cierto es que en Venezuela puede pasar cualquier cosa, desde que Maduro se quede (¡no se asombren!) hasta que el Presidente termine siendo cualquiera, aunque luzca muy lejana la permanencia de Maduro en el poder. Por lo pronto lo que debemos lograr entre todos es cumplir la primera fase y que Maduro se termine de ir, cosa que al parecer algunos importantes miembros de VP no están considerando con la misma prioridad al abrir esa discusión fuera de tiempo e inoportuna.
Lo cierto es que cada fase requiere que la anterior se cumpla. No puede existir Gobierno de Transición sin el Cese de la Usurpación, y las Elecciones Libres son un sueño imposible sin las dos primeras. Así que la sociedad civil y especialmente la militancia de los partidos se deben abocar en serio para lograr que Maduro se vaya y no a pensar ahora en comerse una torta de la cual todavía ni existen los ingredientes.
Pero no es eso lo que me preocupa de la noticia de la esposa del máximo líder de VP, sino que prefiera reventar el camino comenzado por Guaidó si ve amenazada la presidencia de su esposo, llevándose por los cachos la esperanza de un pueblo. Así como cuando un muchacho malcriado se lleva el bate y la pelota que son de su propiedad porque no lo metieron en el inning y termina el juego. O juego yo o no hay juego. Eso me preocupa.
VP tiene la oportunidad de oro de cambiar al país. Y no solo por el hecho de salir definitivamente del régimen, sino de hacer los relevos generacionales políticos fundamentales que hagan posible una revisión del modelo político por el que se ha regido la República por más de 200 años. Tremenda responsabilidad y parecen no haberse percatado de ella.
Sin embargo ya se está oyendo de un acuerdo entre los principales partidos de la Asamblea Nacional que impediría a Guaidó optar por continuar en su Presidencia después del primer año, anulando por esa vía su aspiración a presentarse como candidato en unas Presidenciales. Desde ya no quieren que se repita el fenómeno de Wolfgang Larrazabal, con la desatada e imprevista popularidad del joven. Imagínense, no lo han dejado gobernar y ya no quieren que compita en una carrera a la que tiene legítimo derecho. ¿Y qué pasa si lo hace bien? ¿Porqué impedir que continúe? A quien solo le correspondería decidir eso es al Pueblo de Venezuela, no a los políticos de la Asamblea Nacional. Sin embargo, las ambiciones desatadas son capaces de acabar con lo poco que se ha logrado, y muchos podrían estar prefiriendo que nos clavemos la continuación de esta dictadura a que no sean ellos los que controlen el poder después de la Transición. ¡Cuidado con esos pseudo demócratas!
De allí que debamos cuidar como un cultivo de invernadero que recién germina a este fenómeno social que se está presentando con la Presidencia de Juan Guaidó ayudando en todo lo que podamos para que crezca y se haga fuerte. Son por eso las múltiples advertencias de dejar que culmine su transición y lo dejen gobernar con todas sus prerrogativas constitucionales. La oposición al régimen por fin tiene una cara creíble, fresca, joven y respondona.
Nadie puede saber qué es lo que pasara de aquí a un año. De hecho, nadie podía ni imaginar lo que sucedió de diciembre a esta fecha. Es por eso que amarrar con leyes ahora para lo que pasará dentro de un año, en una situación tan inestable como la que se presenta en Venezuela, es poco menos que una estupidez, o al menos un irrespeto a lo que hemos conseguido con la sangre de muchos.
Si dentro de un año es conveniente que Juan Guaidó y su equipo se quede más tiempo para consolidar lo que sea necesario para luego llamar a elecciones, no solo libres sino Auténticas, entonces debe quedarse. La duración de la transición no puede estar escrita en piedra porque unos políticos atendiendo las ambiciones personalistas de sus jefes lo definieron en una Ley sin considerar como quedamos allí los venezolanos. La Transición deberá durar el tiempo que tenga que durar para que los venezolanos nos aseguremos que lo que venga después tenga la estabilidad futura necesaria, y eso no se puede adivinar ahora. Y si eso no lo entienden los políticos de la Asamblea Nacional, entonces que lo decida el pueblo venezolano, el principal afectado en esta tragedia, en el momento que corresponda…
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