La apertura petrolera que se adelanta en Venezuela

La apertura petrolera que se adelanta en Venezuela

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Foto: Archivo

 

A estas alturas, a nadie se le escapa que una de las claves de todo lo que está sucediendo en Venezuela es el petróleo. La petrolera estatal PDVSA, la gallina de los huevos de oro del país, ha sido la fuente de la riqueza con que el Gobierno de Hugo Chávez primero y Nicolás Maduro después financiaron sus programas sociales, al tiempo que su declive, impulsado por nefastas decisiones de gestión, está en el origen de la catastrófica situación actual a la que se enfrenta el país, acelerada por el desplome del precio de los hidrocarburos. Por eso, la gran batalla política de estos días se libra en torno al control del crudo venezolano, reseña El Confidencial.

Al mismo tiempo que EEUU ha decidido incrementar las sanciones contra PDVSA en un intento de darle la puntilla al tambaleante ejecutivo de Maduro, el líder de la oposición y presidente interino Juan Guaidó prepara una intensa reforma del sector petrolífero de Venezuela, que tiene intención de hacer efectiva cuando, como espera, consiga sacar al chavismo del poder. Entre otras cosas, las medidas incluirían una nueva ley de hidrocarburos que flexibilice el sector, una agencia estatal destinada a crear ofertas de licitación en proyectos energéticos, y una nueva regulación anticorrupción enfocada específicamente a PDVSA, según informa la consultora S&P Global en una nota para sus clientes.





Aún más específico ha sido el enviado de Guaidó en EEUU, Carlos Vecchio, en una entrevista con la agencia Bloomberg.

“Queremos ir a una economía abierta, queremos aumentar la producción petrolífera”, señaló Vecchio. “La mayoría de la producción petrolera que queremos incrementar será con el sector privado”, añadió. El propósito de esta reforma legal será eliminar las disposiciones que ahora mismo establecen que PDVSA tiene que poseer el 51% de cualquier proyecto de explotación conjunto, una medida que puede tener sentido desde el punto de vista de la soberanía estatal, pero que en el marco del caos venezolano ha lastrado enormemente la inversión extranjera.

“Uno de los problemas que ha habido es que el gobierno obligó a entregar las divisas que estaba generando PDVSA al Banco Central de Venezuela a un tipo de cambio muy favorable para el régimen. Eso le impidió quedarse una parte de los beneficios y reinvertirlo en sus actividades, por lo que se incrementó su dependencia de las empresas extranjeras”, indica Emilio González, profesor de economía internacional en la Universidad de Comillas–ICADE. “También se le obligó a aprobar un fondo de transferencia de rentas a la sociedad venezolana, que no eran sino subvenciones para comprar el apoyo a Maduro, y a transferir parte de la producción a países con los que el régimen de Chávez y Maduro tenía una relación especial: Bolivia, Ecuador, Nicaragua en cierto modo, y un trato especial a Cuba, a quienes se enviaba petróleo a precios irrisorios o como donación”.

“Esto ha llevado a una descapitalización completa de PDVSA, que ahora necesita adquirir tecnologías, teniendo en cuenta además que el petróleo de Venezuela procede de arenas bituminosas que requieren tecnologías especiales. De modo que la recuperación pasa por una recapitalización o un acceso a la tecnología que solo es posible si se abre al capital extranjero”, comenta González. “Por otro lado, esto además dificultará que en el futuro posibles gobiernos puedan utilizar PDVSA con fines políticos, como ha ocurrido con Chávez y Maduro”, afirma.

Venezuela posee las mayores reservas probadas de crudo del mundo, un 17,6% del total. A pesar de ello, hoy ni siquiera puede cumplir con su cuota ante la OPEP de 1,97 millones de barriles diarios. El país alcanzó su máxima producción petrolera en 1998, justo antes de la victoria electoral de Hugo Chávez, con un pico de 3,5 millones de barriles diarios. Desde entonces, el declive ha sido constante. Ahora mismo, Venezuela está produciendo apenas 1,3 millones de barriles al día —el mínimo desde hace 69 años— y se espera que, de no ponerse en marcha medidas de gran impacto, caiga por debajo del millón de barriles en 2019.

Foto: Captura – El Confidencial

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