Luego de que el precio entre el dólar oficial y el mercado negro prácticamente se igualara, el salario mínimo venezolano se ubica en un poco más de 5 dólares y, pese a todos los hechos de fuerza, la economía no se ha dolarizado. El diputado José Guerra, miembro de la comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, aclara que lo que se encuentra dolarizado es el gasto y la estructura de costos, pero el ingreso mínimo sigue siendo en moneda oficial: 18.000 bolívares, publica Crónica Uno.
Así, el salario mínimo se convierte en una referencia de lo que es insuficiente: con este monto no se pueden cubrir necesidades básicas —alimento, vestido, vivienda— ni tener un mínimo de esparcimiento. De modo que la pobreza de ingresos se hace evidente. Según el Banco Mundial, en los países de bajos ingresos se considera que una persona es pobre cuando sus ingresos se encuentren por debajo de los $1.90 diarios. No obstante, de acuerdo con el economista Ronald Balza, es más fácil revertir la pobreza de ingresos que tratar de revertir la pobreza estructural, la cual se profundiza en el contexto venezolano.
Según los datos preliminares de la Encovi 2018, 48 % de la población venezolana vive en pobreza multidimensional al carecer de empleos dignos y protección social, acceso a la educación, servicios y vivienda.