Colombia es clave en el entramado mundial que se teje ante la crisis venezolana. Pero el tono de su participación en el proceso subió la semana pasada con la reunión entre Iván Duque y Donald Trump. Ahora no sólo es el puente para el ingreso de la ayuda humanitaria internacional a Venezuela, sino que se perfila como el escenario para que EEUU exhiba su poderío militar al redoblar el cerco sobre el régimen de Nicolás Maduro. Son tiempos de decisiones históricas. Así lo reseña alnavio.com
Por Zenaida Amador
1- El vecino incómodo
Iván Duque, que en junio cumple el primer año como presidente, ha tenido que lidiar con lo mismo que todo mandatario: los problemas propios de un país, la resistencia a las estrategias para manejar la economía, los típicos juegos políticos internos, y la herencia del proceso de paz con la guerrilla tras más de 50 años de lucha armada. Esto ya es suficiente para hacer cuesta arriba cualquier gestión gubernamental, pero además a Duque le ha tocado convivir con el vecino incómodo que es Venezuela en el paso al autoritarismo del gobierno de Nicolás Maduro.
La crisis multifactorial venezolana lo afecta, hace ruido en la ciudadanía, entorpece los planes y, lo más grave, constituye un riesgo elevado para la estabilidad de Colombia. De allí que, más allá de la cercanía geográfica e histórica que obliga a Colombia a tener un rol activo frente a Venezuela, el gobierno de Duque se ha visto en la necesidad de actuar frontalmente para contener las implicaciones que el régimen de Maduro trae para su país.
En los últimos seis años se ha experimentado una contracción de 86% en la actividad comercial con Venezuela. Eso pesa, pero no es lo más grave.
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