Espaldarazo del embajador alemán en Caracas, Daniel Kriener, a Juan Guaidó. Apoya su causa. Colabora con ella. Y además, ataca a Nicolás Maduro. A un régimen que le decía que la crisis humanitaria no era más que “una invención”. El problema es que Kriener ha mirado a los ojos a la pobreza. Ha escuchado sus relatos. Así que a él no le engañan. Sabe que se enfrenta a un régimen cruel. Despiadado.
Por: Daniel Gómez – ALnavío
El rostro de Juan Guaidó es el de alguien que camina hacia la historia. Los músculos de la cara están relajados. Con la mirada apunta al horizonte. Hacia un punto fijo. Hacia un objetivo. Quizá contemple lo que le espera. Seguro imagina el futuro que promete. El de una Venezuela libre, democrática y en paz.
“El cambio es imparable”, afirma el presidente encargado, de 35 años, famoso en todo el mundo, entre otras cosas, por su meteórico ascenso. De ser un diputado casi anónimo, a convertirse en el elegido.
En el elegido para acabar con el régimen. En el elegido del pueblo. De los colegas parlamentarios, quienes le nombraron presidente de la Asamblea Nacional. En el elegido, además, de la comunidad internacional. De los 60 países que le reconocen como presidente.
Ese gesto de Guaidó se dejó ver este martes. Cuando compareció ante un numeroso grupo de periodistas pendientes de conocer los detalles de la reunión que mantuvo con los embajadores europeos en Caracas.
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