Manuel Ventura, canciller de la República, reconoció que el gobierno conocía que María Faría, embajadora de Venezuela en territorio nacional, es costarricense.
Tal como lo publicó DIARIO EXTRA en su edición del martes 26 de febrero, el aval a su nombramiento se hizo a pesar de lo dispuesto en la Convención de Viena.
El artículo 8 de dicho tratado establece que “los miembros del personal diplomático de la misión no podrán ser elegidos entre personas que tengan la nacionalidad del Estado receptor”.
En otras palabras, Faría no puede ocupar ese cargo diplomático porque es naturalizada costarricense y lleva más de 10 años viviendo en Costa Rica.
A eso se suma que si bien la Convención de Viena añade que los estados pueden hacer una excepción en casos como los de Faría, tienen vía libre para exigir que renuncien a la doble nacionalidad.
Sobre ese último punto Ventura añadió que tanto él como el presidente Carlos Alvarado optaron por informarle que, si bien no le pidieron que renuncie a la nacionalidad costarricense, como tradicionalmente ocurre en diplomacia, no tiene ningún privilegio, como los demás embajadores en el país.
“Su acreditación no roza con la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas. Ella es costarricense y es venezolana, y fue acreditada en su condición de venezolana. ¿Cuál es la diferencia? Que no se le otorgan ni privilegios, ni inmunidades.
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