Los diputados británicos votaron este miércoles contra la posibilidad de un Brexit abrupto de catastróficas consecuencias, pero sin definir cómo pretenden impedirlo cuando faltan dos semanas para la fecha fatídica y el país sigue sin haber aprobado un acuerdo con Bruselas.
Tras un segundo día consecutivo de acalorados debates en la Cámara de los Comunes, los parlamentarios expresaron, por 312 votos contra 308, que no quieren que el país salga de la Unión Europea el 29 de marzo sin un Tratado de Retirada.
Poniendo de manifiesto una vez más el caos que reina en la política británica, el resultado fue extremadamente ajustado no porque la mitad de la cámara esté a favor de un Brexit sin acuerdo, sino porque se trataba de una enmienda a una moción presentada previamente por la primera ministra Theresa May.
Visiblemente cansada y tan afónica que un día después renunció a participar en los debates, el martes May había advertido: “A largo plazo, podríamos en última instancia acabar convirtiendo un Brexit sin acuerdo en un éxito, pero habría una conmoción económica significativa en el corto plazo”.
Por segunda vez en dos meses, los diputados habían rechazado estrepitosamente la víspera el acuerdo que la líder conservadora tan arduamente negoció con Bruselas para cumplir con el mandato del referéndum de 2016, en que 52% de británicos votó a favor del Brexit.
May bregó hasta el último minuto con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, sobre el punto más conflictivo del texto, la “salvaguarda irlandesa”. Pero las “garantías” que logró de la UE no bastaron para calmar los temores de muchos diputados británicos. Así que, cumpliendo una promesa hecha en febrero, un día más tarde convocó esta nueva votación.
– Menor crecimiento en 2019 –
El Banco de Inglaterra advirtió hace meses que un Brexit sin acuerdo, el escenario más temido en medios empresariales británicos, sumiría al país en una grave crisis económica, con un aumento del desempleo y la inflación, desplome de la libra y del precio de la vivienda y casi el 10% de reducción del PIB.
En este contexto, el ejecutivo redujo el miércoles a 1,2% su previsión de crecimiento para 2019, que hasta ahora era de 1,6%, al tiempo que el ministro de Finanzas, Philip Hammond, advertía de que la economía británica sigue amenazada por “la nube de incertidumbre” que rodea a la salida británica de la UE.
Y es que, pese al resultado de la votación del miércoles en el Parlamento, un Brexit sin acuerdo sigue siendo la opción “por defecto”, es decir que si llegada la fecha fatídica no se ha aprobado una solución alternativa, Reino Unido puede verse involuntariamente abocado a él.
Para intentar encontrar una solución a esta caótica situación, y ante la inminencia del plazo límite, la primera ministra se comprometió a organizar una tercera votación el jueves, ahora sobre la posibilidad de pedir a Bruselas una ampliación de la fecha del Brexit.
Esta necesitaría, sin embargo, la aprobación por unanimidad de los líderes de los otros 27 países del bloque y estos ya advirtieron de que solo lo considerarían si tiene un propósito claro. Y no para simplemente prolongar un bloqueo que atribuyen a la política interna británica y ha creado creciente frustración en Bruselas.
“Si piden un plazo adicional, tendrán que explicarnos para qué (…) no puede ser para renegociar un acuerdo que hemos negociado durante muchos meses y del que ya hemos dicho que no es renegociable”, advirtió el miércoles el presidente francés, Emmanuel Macron.
“La solución al bloqueo actual está en Londres” y “Europa debe seguir avanzando”. “No debemos perder el tiempo porque el mundo no espera”, concluyó.
En opinión del influyente negociador jefe europeo, Michel Barnier, Reino Unido debe decir a qué aspira en su futura relación con la UE, “cuál es su línea clara (…) incluso antes de una decisión sobre una eventual extensión”.
Por su parte, la canciller alemana Angela Merkel insistió, durante una rueda de prensa en Berlín, en que lo más conveniente sigue siendo “para el interés común lograr una salida (británica) ordenada”.
AFP