Ocho años después de ver como su prometedora carrera en Fórmula 1 se paraba en seco después de un accidente en un rally que le dejó graves secuelas, el polaco Robert Kubica regresa al Mundial como piloto titular de Williams, donde espera compensar con su experiencia sus limitaciones físicas.
A los 34 años, el que estaba llamado antes de su accidente a ser un potencial campeón de Fórmula 1 deberá demostrar de nuevo su capacidad como piloto, pese a tener un brazo derecho muy disminuido.
El polaco pudo realizar en 2017 ensayos con Renault, la escudería con la que disputó su último campeonato de Fórmula 1 en 2010, y en 2017 y 2018 con Williams.
Cuando la escudería británica anunció que sería piloto titular en 2019, después de haber sido piloto suplente durante el año anterior, la jefa Claire Williams saludó su “determinación y valentía extraordinarios”.
El exdirector técnico de Williams Paddy Lowe -que acaba de dejar la escudería- aseguró por su parte que no había constatado ningún hándicap físico del polaco en su pilotaje durante los ensayos de pretemporada en Barcelona en febrero.
“Personalmente no tengo ninguna preocupación. Creo que la velocidad de Robert sigue siendo impresionante. Cuando ha dado 130 vueltas, la última fue tan buena como la primera”, destacó.
– ‘Periodos difíciles’ –
En su reconquista de la Fórmula 1, Kubica ha estado apoyado por su antiguo rival y amigo Nico Rosberg, campeón del mundo con Mercedes en 2016 tras haber pasado también por Williams (2006-2009).
“Robert tiene un talento aparte. Junto a Lewis (Hamilton), es el mejor piloto que he visto en mis 20 años de carrera”, dice el alemán.
La vida del polaco, llegado a la Fórmula 1 en 2006, dio un vuelco el 6 de febrero de 2011 durante el rally Ronde di Andora, en Italia. Se salió de la carretera a gran velocidad, perdió el control de su vehículo y acabó chocando contra una barrera de seguridad.
Quedó muy dañado de una pierna y de ambos brazos y su regreso a la Fórmula 1 quedó seriamente comprometido porque tuvo que someterse a varias operaciones.
“Antes de mi accidente, la Fórmula 1 representaba el 90% de mi vida. Cuando pierdes todo eso en un día, no es fácil”, admitía Kubica en agosto de 2017. “Han sido años muy largos, con periodos difíciles”.
Pero el polaco nunca abandonó y comenzó a pilotar de nuevo en rallys a partir de julio e 2012. A comienzos de 2016 probó la resistencia y se anunció su participación en el Mundial de la especialidad con el equipo privado ByKolles Racing en 2017, aunque renunció antes incluso de comenzar el campeonato porque su auto acumulaba numerosos problemas técnicos.
– ‘Limitaciones’ –
Kubica es el primero en reconocer que su brazo derecho “no está al 100%”, pero antepone su experiencia, con 76 Grandes Premios y cuatro temporadas y media en su haber, además de una victoria en Canadá en 2008.
Renault optó por no titularizarle en 2018 para sustituir al decepcionante Jolyon Palmer, prefiriendo a Carlos Sainz Jr. “Robert tiene limitaciones”, justificó entonces Cyril Abiteboul, el jefe de la escudería francesa interrogado por la AFP.
“Ha desarrollado capacidades sobrehumanas que le permiten compensar, pero no siempre se puede compensar”, añadió.
“Hay situaciones (en la salida, en condiciones de lluvia) en las que la compensación tiene sus límites. Era demasiado arriesgado para nosotros y para él”, explicó.
Para Kubica, ferviente católico, este regreso de pleno derecho a la parrilla de la Fórmula 1 es de alguna manera un segundo milagro. En 2007, en Canadá, ya salió indemne de un accidente increíble en el que su Sauber-BMW quedó desintegrado después de dar varias vueltas de campana.
Fue gracias, según dijeron algunos, al nombre del papa Juan Pablo II, también polaco, que llevaba escrito en su casco.
AFP