La extinción de la megafauna del Pleistoceno y el papel desempeñado por los humanos han sido temas de constante debate en la arqueología mundial. Ahora, evidencia recogida años atrás en la región pampeana sugiere que esa zona podría haber proporcionado un refugio para la supervivencia en el Holoceno de varios megamamíferos herbívoros de Sudamérica.
Excavaciones recientes y la datación por radiocarbono con espectrometría de masas avanzada en el sitio de Campo Laborde en la Pampa argentina desafían la supervivencia de estas enormes criaturas del Pleistoceno y proporcionan información original y de alta calidad que documenta el impacto humano directo en esa fauna.
Los resultados respaldan las propuestas anteriores sobre la contribución del impacto humano en el proceso de extinción de la megafauna sudamericana. Los datos de Pampas evidencian que algunas especies extintas (por ejemplo, Megatherium, Equus y Doedicurus) fueron explotadas por cazadores, probablemente con un bajo nivel de depredación, durante al menos dos milenios, antes de su extinción.
Los nuevos datos ofrecen pruebas definitivas de la caza y matanza de Megatherium americanum (perezoso gigante del suelo) hace 12.600 años y cuestionan interpretaciones anteriores de que los megamamíferos del Pleistoceno sobrevivieron al Holoceno en la Pampa y que su desaparición habría sido por el cambio climático y no tanto por la intervención humana, así reseñó Infobae.
“De alguna manera, se creía que los pastizales pampeanos podrían haber servido de refugio para los herbívoros gigantes del Pleistoceno, y que las poblaciones indígenas no los habrían cazado intensamente”, explicó Gustavo Politis, investigador superior del CONICET y director del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano (INCUAPA, CONICET-UNICEN) ubicado en Olavarría.
Pero según un estudio publicado en Science Advances sobre las excavaciones realizadas por investigadores argentinos entre los años 2001 y 2003, se descubrió una gran cantidad de huesos de perezosos terrestres gigantes asociados con herramientas de piedra para cortar y desgarrar entre 1 y 1,30 metros por debajo del nivel del suelo.
Eso sugiere a los investigadores que el homo sapiens influyó en la desaparición de esta especie y otros gigantes en la región de Sudamérica. Aproximadamente el 70% de los artefactos de piedra se encontraron muy cerca de los restos óseos del perezoso gigante. Las herramientas alrededor y dentro de la concentración de hueso del perezoso gigante sugieren que los cazadores se amontonaron directamente alrededor de la carcasa. El espécimen cazado, del cual pudieron recatarse decenas de huesos, pesaba alrededor de 4 toneladas.
“Varias líneas de evidencia permitieron reconocer el procesamiento del megaterio por parte de los grupos humanos como, por ejemplo, la identificación de huella de corte sobre los huesos realizadas con las herramientas de piedra y la confección de instrumentos con las costillas del perezoso”, explicó Pablo Messineo, investigador adjunto del CONICET en el INCUAPA y uno de los autores del trabajo junto a Politis.
Un lugar rico en restos
El material hallado en Campo Laborde, a orillas del arroyo Tapalqué, en el Partido de Olavarría incluye un vástago de punta de proyectil bifacial lanceolado, un raspador lateral roto, una escama de ortoquartzita y 128 ortoquartzitas, dolomita silicificada y microflakes de chert que varían de 2 a 9 mm de largo.
El reacondicionamiento de los fragmentos de raspadores laterales y los microflakes respalda el hecho de que se hayan realizado actividades de matanza y reafilado de artefactos en el sitio donde fueron cazados estos grandes herbívoros.
Las nuevas pruebas del carbono 14 datan sólidamente la matanza del perezoso terrestre gigante hasta el Pleistoceno tardío. Estas nuevas fechas no son compatibles con los megamamales extintos que sobreviven en el Holoceno en Campo Laborde y cuestionan la supervivencia del Holoceno de la megafauna como máximo, si no todas, de las localidades pampeanas.
Campo Laborde es el único sitio confirmado de matanza de perezosos gigantes en las Américas. La nueva datación también reduce el lapso de tiempo entre la llegada de los humanos y la extinción de los megamamales en las Pampas de Argentina en 2.000 años.
“La edades Holocénicas (menores de 12 mil años) obtenidas previamente se debieron a la degradación y pérdida del colágeno en los huesos y por la contaminación de la materia orgánica de los sedimentos que rejuvenecieron las edades de carbono 14, contaminantes que no pudieron ser removidos totalmente con las técnicas estándares de extracción del colágeno”, precisó el doctor Thomas Stafford Jr. de la Stafford Research LLC (Colorado, Estados Unidos), especialista en datación de carbono 14 y otro de los autores del trabajo.