Agobiados por los cortes de luz tras un apagón nacional y los saqueos, los comerciantes en Venezuela retomaban esta semana sus actividades, muchos preocupados de poder protegerse de nuevas fallas y de la inseguridad que trajo la emergencia.
El abastecimiento de bienes en el país petrolero se reanudaba con lentitud tras el apagón de cinco días en el país, en parte por la intermitencia en el suministro de combustible y la falta de electricidad en algunas regiones, pero también por el temor que se profundiza en las empresas, relataron media docena de fuentes del sector privado.
En el estado de Zulia, en el noroeste del país, panaderías, hoteles y hasta plantas procesadoras de lácteos, pasta, embutidos y embotelladoras fueron saqueadas.
Orsinis Hernández, presidente de la cámara de industriales del estado Zulia, dijo que los ataques a comercios y fábricas comenzaron el sábado pero hasta el miércoles aún se presentaban incidentes violentos en Maracaibo, la capital de la entidad.
“Es el golpe más duro y violento a la cadena de comercialización en la ciudad”, dijo Hernández. “Muchas compañías tardarán años para recuperarse”, aseguró por vía telefónica.
Las pérdidas económicas por los cinco días de apagón nacional ascendían a unos 875 millones de dólares, según los cálculos de la firma consultora local Ecoanalítica.
Polar, la mayor empresa privada del país, dijo en un comunicado que violentaron cuatro de sus instalaciones en Maracaibo.
La mayoría de las fábricas, muchas de alimentos, que venían operando a mínimos bajo las regulaciones de cambio y de precios y las bajas ventas por los años de recesión e hiperinflación en el país, han decidido ser más cautelosas en medio de la también severa crisis política que sacude la nación desde enero.
“El año empezó con menos actividad empresarial”, dijo Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria, el más grande gremio que agrupa a las fábricas venezolanas.
“Antes del apagón, las empresas venían reduciendo pedidos en estados del occidente del país como Táchira, Mérida o Zulia por las dudas de que la crisis política trajera saqueos y violencia. Ahora que eso pasó, hay mucho temor”, apuntó el empresario.
El gobierno de Nicolás Maduro anunció en la semana un plan especial de distribución de cajas de alimentos subsidiadas para aliviar los efectos de la crisis eléctrica.
Durante los días sin luz más de 500 comercios fueron vandalizados en Maracaibo, dijeron el gobernador oficialista Omar Prieto, la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea) y la federación empresarial privada Fedecámaras. Los gremios calculan que 60 por ciento tendrá pérdida total.
La ciudad ha sufrido severas fallas en el suministro de electricidad desde el año pasado y ante las amenazas de que los cortes se repitan o se produzcan nuevos saqueos las operaciones y los despachos se limitan por temor, explicó Armando Chacín, presidente de la federación que agrupa a los ganaderos.
“Mucha carne y leche en el Zulia se perdió por la falta de luz. Y ante la poca garantía de combustible para las plantas eléctricas, los ganaderos no han llevado carne a los frigoríficos”, dijo Chacín.
“Tampoco se ha procesado suficiente leche, y aquellos productos que están refrigerados no se han despachado por la mayor inseguridad en las vías”, agregó.
Transporte intrrumpido
En Venezuela, la mayoría de los productos que se elaboran en el occidente del país se distribuyen por vía terrestre a la capital y las principales ciudades costeras.
En los supermercados de Caracas, los productos disponibles en anaqueles eran los que se tenían desde antes del corte del suministro de electricidad, dijeron ejecutivos de ese gremio. Las redes se mantienen abiertas pero con horarios reducidos.
“Los negocios entre martes y miércoles solo recibieron despachos de papel higiénico y pocos vegetales. Los comercios subsisten con lo que mantenían en sus depósitos”, dijo una de las fuentes de la red de supermercados.
Es probable que en los próximos días se demore el abastecimiento de alimentos y bebidas, proveedores de otros partes del país todavía no quieren despachar por la inseguridad. “Hay temores de que sus camiones sean saqueados”, apuntó la fuente.
Los empresarios apuntan que resulta muy difícil reponer camiones, equipos y maquinaria que queden afectados por la violencia, debido a la escasez general de bienes. Tampoco la banca ofrece créditos a la industria ni las pólizas de seguro bajo la hiperinflación alcanzan para cubrir los daños.
“Cuesta saber cómo harán las compañías para reponer las pérdidas, porque en general todas están vendiendo poco y el flujo de caja no da para poder cubrirlas”, dijo Olalquiaga de Conindustria.
En la cola de un supermercado al este de Caracas, donde muchos comercios bajan sus rejas antes de que oscurezca, Wolfmarel Adan solo llevaba en su carrito vegetales, decepcionada por no conseguir agua embotellada y otros alimentos que buscaba tras el mega apagón, el más prolongado en décadas.
Los anaqueles mostraban pocos productos desordenados, la mayoría productos de limpieza.
“Estamos comprando lo justo para no perder comida. Pero tenía pensado adquirir enlatados y otras cosas, que aquí no hay”, dijo el jueves Adan, una chef de 33 años.