Este oscuro episodio, afortunadamente, corresponde al último capítulo de crímenes, de todo orden, de la banda forajida. Este desastre recoge la quintaesencia del engendro que ha abusado del país durante dos decenios. De sus actores, fugitivos internacionales, que hoy se esconden en Miraflores y en cuarteles para escapar de la justicia. Las causas de este apagón y la manera de conducirlo hasta su incierto final, en eternas y terribles horas para toda la sociedad venezolana, han servido de sinopsis ilustrativa de la naturaleza de lo que hasta hoy ha imperado como régimen y que no podemos permitir que continúe: corrupción, irrresponsabilidad, ignorancia, mentiras, ridiculez, crueldad, insensibilidad, cinismo, terrorismo, desprecio y traición a la ciudadanía.
Es innecesario cualquier otro acicate para terminar de convencernos de que no hay vuelta atrás en la voluntad de liberarnos de semejante oprobio. Ha quedado exhausta la capacidad de aguante. No hay mañana. Es ahora y hasta el final de estas tinieblas.