Cuando analizamos la evolución política de un país, se nos hace fundamental el hecho de poner sobre la mesa el tema de las ideologías en la que los partidos políticos se basaron para imponer un determinado sistema de gobierno. El conocido profesor y sociólogo venezolano, Laureano Vallenilla Lanz escribió con gran claridad sobre el cesarismo democrático, inspirado en la idea del emperador Julio Cesar, aquel hombre autócrata y gobernante supremo, visto como el líder con mano dura para restablecer el orden en tiempos de tempestades, básicamente la idea de lo que conocemos históricamente como “El caudillo “.
En Venezuela hemos tenido una lista considerable, algunos de ellos: Simón Bolívar, Juan Vicente Gómez, Carlos Andrés Pérez, y Hugo Chávez – por solo nombrar algunos -, todos vistos bajo la imagen del “Mesías “, el “Salvador “, ese hombre con el ímpetu y el temple necesario para superar crisis y poner las cosas en orden dentro del país. Pareciera entonces que aquella imagen de la que hablaba nuestro respetado historiador hoy sigue más vigente que nunca, quizás, ha sido una cultura adquirida dentro del venezolano, de la que algunos partidos políticos no han escapado, y, a partir de allí, han logrado conquistar lo que en esencia es el fin esencial de quienes entran en dinámica de la política: el poder.
Luego del último “Gendarme“, que dejó como legado un país con una inflación galopante, índices de criminalidad sin precedentes, y, por supuesto, un Estado de Derecho inexistente y politizado , se siente que un pequeño grupo saca pancartas con el titulo de “ Se Busca “, haciendo referencia a ese líder que eufóricamente y con fuerza le diga a los venezolanos que la salida del gobierno pasa por cualquier punto menos por el esencial, que es haciendo política, creando un mensaje acompañado de una ruta confiable y, por supuesto, de una fortaleza de quienes promueven el cambio político que es, la UNIDAD, la misma que por entrar en el terreno de la política logró conseguir una victoria aplastante en las elecciones parlamentarias del 2015, por ende , tener a Guaidó como presidente de la AN y presidente Encargado del país.
En Venezuela la gente sigue muriendo de hambre, por falta de medicinas, por falta de insumos en los hospitales, muchos han tenido que emigrar y convertirse en fuente de ingreso para sus familias, y además de todo esto le podemos añadir que tendremos a un país sin energía eléctrica y sin el servicio del agua, derechos fundamentales para cualquier individuo, menos para quienes viven en socialismo, en fin, podría decir que hoy la teoría de Hobbes en la que relata que el hombre actúa de acuerdo a sus emociones y pasiones esta presente en Venezuela, es sumamente complicado pedirle racionalidad a quienes ven a sus familiares morir, pasan días sin comer o sencillamente ven como el país se hunde en la miseria y la desidia, los venezolanos anhelan desesperadamente un cambio de gobierno, que les permita vivir dignamente y con los derechos fundamentales de cualquier individuo.
Algunos desean ver a Guaidó en caballo, con la espada de Bolívar y rodeado de marines yendo a Miraflores, sin embargo, el gobierno encargado, el Grupo de Lima y Comunidad internacional entienden que no deben responder bajo la teoría hobbesiana sino la webberiana, la cual sostiene que política se hace con la cabeza y no con otras partes del cuerpo, este es uno de los elementos en el cual se traduce el liderazgo político. .
Hasta el día de hoy Guaidó ha ido construyendo un liderazgo importante, entiende que reducir los índices de incertidumbre son vitales para el cambio político, esto se traduce en no generar falsas expectativas, ni recurrir a la inmediatez, saben que es un proceso complejo, que pasa no solo por la presión interna e internacional, sino por un proceso de negociación con el gobierno y la Fuerza Armada Nacional, sostén fundamental de Maduro.