Una reducción drástica del número de páginas de los diarios estatales cubanos agitó está semana el fantasma de la crisis de los 90, en medio del desabastecimiento de productos de primera necesidad, las malas noticias de Venezuela y el estrechamiento del bloqueo de Estados Unidos.
La reducción de Granma y del resto de la prensa es similar a la adoptada por Fidel Castro en 1990, cuando graves aprietos económicos golpearon a la isla tras la caída del bloque soviético y se inició el llamado “Período Especial”.
Entonces significó la pérdida brusca del 85% del comercio exterior, incluyendo combustibles y alimentos. Durante esa década, el país se paralizó, aparecieron enfermedades provocadas por la malnutrición y 45.000 cubanos protagonizaron la “Crisis de los Balseros”, un éxodo masivo en 1994.
El presidente Miguel “Díaz-Canel está tratando de afianzar la economía… entonces donde se pueda reducir los gastos, pues se reducen. Yo no estimo que esto vaya a perjudicar la información”, consideró Leandro López, un jubilado de 90 años.
– Colas y escasez –
La red estatal de supermercados en divisas Cimex admite que sólo están cubriendo el 40% de la demanda de pollo, con largas filas para comprarlo, en un país que importa el 80% de lo que come por 2.000 millones de dólares al año. Hay intermitencia en el abastecimiento.
Un diplomático que conoce de las operaciones comerciales dice a la AFP que el gobierno libera de a poco lo que va entrando, para evitar la ausencia total.
“Algunas veces tu vas buscando una cosa y fuiste a un lugar, lo encontraste, saliste a otro y no encontraste”, ilustra Tania, una enfermera de 49 años.
“Sí, hay escasez, hay colas (filas), sobre todo para el pollo, los detergentes”, cuenta Nelson Flores, un jubilado de 79 años.
La escasez se presenta en el mercado de venta libre. En el regulado al que tiene derecho cada cubano vía “la libreta”, la demanda está cubierta, pero el alimento no alcanza para 30 días. Esa subvención se calcula en unos 600 millones de dólares anuales.
– Falta de pago y reformas –
Al cierre de 2018, Cuba tenía deudas impagas de corto plazo por 1.500 millones de dólares, de créditos comerciales que inciden directamente en las importaciones, dijo el exministro de Economía, José Luis Rodríguez, en un artículo. Estas deben renegociarse.
El actual ministro del sector, Alejandro Gil, admitió que no conseguirían pagar este año a todos sus acreedores.
Un gerente de un hotel contó a la AFP que a veces le ha costado preparar desayuno a los huéspedes porque no había huevos. Cuba espera que lleguen cinco millones de visitantes extranjeros este año.
A fines de 2018, el país entró en cesación de pagos con Brasil, un país que le concedía una línea de crédito para comprar alimentos. De allí venían parte del pollo, de la soja y del arroz.
Según cifras de The Economist Inteligence Unit (EIU) citadas por Rodríguez, la deuda total de Cuba es de 29.820 millones de dolares, un 30,4% de su PIB.
– El cerco y los socios –
Venezuela, aliado de Cuba, pasa por una dura crisis, mientras Washington estrecha el cerco buscando la caída de Nicolás Maduro. Las sanciones de Estados Unidos contra Caracas afectan el comercio con la isla.
La ecuación petróleo venezolano por servicios médicos de Cuba ha funcionado, con superávit para la isla. Aunque La Habana actualmente no tiene problemas visibles con el combustible, la capacidad de pago de Maduro está afectada.
Argelia, otro de sus proveedores, también atraviesa un periodo de inestabilidad. Si sus aliados prescinden de los servicios médicos, sería un duro golpe para un sector que ha aportado unos 11.000 millones de dólares anuales.
“El aumento del turismo, del número de negocios privados y de proyectos con inversión extranjera ayudó a amortiguar este choque económico (consecuencia de Venezuela). Pero las amenazas de la administración (estadounidense de Donald) Trump han puesto obstáculos a estos factores que ayudaban a mantener a flote la economía”, dice el economista Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana de Colombia.
Washington, que aplica un embargo a Cuba desde 1962, amenaza con activar desde mayo el capítulo III de la ley Helms-Burton, que permite demandar en tribunales de Estados Unidos a compañías que se benefician de activos nacionalizados después de la revolución. Esto alertó a inversores extranjeros, pero Cuba garantiza estabilidad.
“Cuba necesita urgentemente buscar nuevos amortiguadores al choque venezolano y factores y socios alternativos que permitan reorientar el comercio internacional y dinamizar la economía”, considera Vidal.
El gobierno cubano avanza lento en modernizar su modelo económico. Un 13% de la fuerza laboral es privada, pero la “empresa estatal socialista” es considerada clave en el sistema económico, aunque reconocen que muchas son sobredimensionadas y excesivamente burocráticas.
La economía cubana creció un 1,2% en 2018, un ritmo similar a los últimos años.
AFP