Varios incendios de magnitud considerable se han registrado en los últimos días en la Gran Caracas, lo que ha provocado espesas capas de humo en la ciudad. Un especialista en el tema ambiental asegura que la nubosidad percibida por los caraqueños es más que calima, pues contiene partículas que pueden generar daños en la salud de las personas, publica Crónica Uno.
Por Erick Mayora
@esmayora
Partículas de plomo, mercurio, cromo y cloruro de polivinilo (PVC) están presentes en el aire caraqueño, razón por la que la nubosidad observada en la ciudad recientemente no debería asumirse como simple calima.
“No es calima, es más que calima, y llamarla así es decir que todo está normal cuando en realidad hay presencia de peligrosos elementos tóxicos, cancerígenos y teratogénicos —estos últimos capaces de provocar defectos congénitos durante la gestación del feto—”.
Así lo explica el ambientalista Hernán Papaterra, quien ha alertado sobre la situación del aire en Caracas, y, pese a no querer sonar alarmista, se muestra preocupado por el manejo que entes públicos como el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) y algunos funcionarios bomberiles están haciendo del caso.
En las últimas semanas, tanto en El Ávila como en otros parques y zonas montañosas de la Gran Caracas se han registrado decenas de incendios de distinta magnitud. El humo generado por estos episodios, sumado al de otros procesos de combustión, ha producido esa contaminación del aire que se presenta como densa nubosidad ante la mirada de los ciudadanos.
El alcalde del municipio El Hatillo, Elías Sayegh, informaba el 9 de abril a través de su cuenta en Twitter que en la jurisdicción se habían presentado 47 incendios en un mes.
Gustavo Duque Sáez, alcalde del municipio Chacao, informaba —también vía Twitter— de la ocurrencia de un incendio de magnitud considerable en la avenida principal del Country Club, el pasado lunes 8 de abril.
También, durante la mañana del 8 de abril, vecinos de Terrazas del Club Hípico reportaban a Crónica.Uno un fuerte incendio en su comunidad, que había comenzado en horas de la noche del domingo 7 de abril.
Para Papaterra, quienes dan información sobre la calima no ofrecen datos concretos del grado de concentración de las partículas que la conforman, y no lo hacen porque en la ciudad “fueron desmanteladas y desaparecieron” las 10 estaciones de monitoreo de calidad del aire que estaban ubicadas en distintos puntos de la Gran Caracas.
“Caracas carece de mecanismos de alerta temprana de contaminación del aire“, afirma el ambientalista, lo que resulta delicado en una ciudad que, para el 2014, estaba entre las 10 ciudades con peor calidad de aire en Latinoamérica, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El último informe que divulgó el Gobierno sobre calidad del aire es del año 2012. Ese informe arrojaba que el grado de contaminación superaba lo establecido en la respectiva normativa nacional y en la normativa de la OMS“, acota.
Un riesgo para la salud pública, no simples malestares
Un funcionario del Cuerpo de Bomberos del Distrito Capital, quien dijo no estar autorizado para dar declaraciones a la prensa, comentó que los riesgos de esta calima que se ha visto en Caracas no son graves. “No hay mayores riesgos para los ciudadanos; una simple molestia en la nariz, en la garganta o en los ojos; nada más”.
Estas informaciones son catalogadas por el profesor Papaterra como “negligentes y tendenciosas”. Si vamos a hablar de calima, explica, tenemos que decir que es una calima con partículas contaminantes, pero además, es necesario indicar el grado de concentración de esas partículas.
Las partículas contaminantes que están en el aire caraqueño representan un riesgo sanitario porque potencian enfermedades ya presentes en las personas, tales como asma, hipertensión, problemas coronarios. Igualmente, pueden afectar negativamente la salud de personas de la tercera edad y de lactantes.
La contaminación del aire puede causar lesiones en el cerebro, en el aparato respiratorio, en el corazón, en las arterias, en el fecho y en la placenta, así como en el aparato reproductor masculino.
Fuentes de contaminación
La contaminación del aire es de vieja data, pero en la medida en que transcurre el tiempo, el mismo se agrava ante la inexistencia de una política enfocada en su atención y prevención.
Varias fuentes de contaminación, detalla Papaterra, ponen en el aire caraqueño partículas perjudiciales para la salud:
1) Parque automotor, que tiene entre cinco y ocho años de envejecimiento.
2) Sistema Metro, cuyos trenes circulan por túneles muy estrechos en los que hay alta concentración de elementos contaminantes que son inhalados por los usuarios.
3) Incendios forestales mal apagados.
4) Industrias y comercios que utilizan plantas eléctricas de gasoil.
5) Quema indiscriminada de basura.
6) Proliferación de fogones en los que las personas están preparando y calentando sus alimentos, pero a través de los cuales se están agregando más partículas contaminantes al aire.
¿Qué puede hacer la población ante este problema?
A juicio del profesor Papaterra, las autoridades deberían tomar algunas medidas que no se aplican actualmente “porque todo lo quieren minimizar”.
-Es necesario activar un plan de control vial de la circulación de vehículos, ya que estos agravan la problemática.
-Las autoridades deben desarrollar un plan de alertas a deportistas para que eviten hacer actividades al aire libre.
-Los ciudadanos deben evitar ir a centros comerciales, usar el sistema Metro o permanecer en lugares cerrados con alta presencia de elementos contaminantes, y en caso de ser necesario asistir, usar mascarillas para evitar inhalar las partículas.
-No se debe tolerar la venta de cartones de huevo a plena luz solar, pues las altas temperaturas activan un proceso en el huevo que genera una bacteria denominada salmonella, que contamina el alimento.
-La gente debe evitar comprar alimentos vendidos a cielo abierto (frutas, vegetales, carnes, pescados), porque tienen una alta probabilidad de estar contaminados.
-Además de salir de casa solo si es necesario, se recomienda también cerrar puertas y ventanas y beber abundante agua para evitar la deshidratación.
Esta serie de recomendaciones dan cuenta de la necesidad de una política de educación ambiental permanente en el país, que aborde el tema fundamentalmente desde la prevención, y que le permita a los ciudadanos percatarse de la magnitud del problema y actuar en consecuencia.