Carlos Ochoa: La épica del resentimiento

Carlos Ochoa: La épica del resentimiento

Maduro está perdiendo rounds seguidos, no tiene iniciativas reales para mantener la gobernabilidad, salvo la represión y el miedo, pero hasta eso está perdiendo, la gente en la calle protesta con más decisión por la carencia de servicios, medicamentos y alimentos, responsabilizan de la crisis directamente a Maduro y su gobierno de usurpación. Pero no hay que olvidar que el cucuteño es un peleador mañoso y tiene en su esquina a un equipo técnico cubano que se vale de todo sin importar reglas, reclamos de los árbitros internacionales ni sanciones, porque para Maduro y la izquierda paleolítica latinoamericana que lo apoya, esta pelea significa más que una presidencia y el gobierno de una nación, para ellos están en juego los sueños de Fidel Castro de destruir a los Estados Unidos y el capitalismo, la implantación del comunismo en la región y el control de los recursos para apropiárselos y perpetuarse en el poder.

Eso representa mucho a la hora de salir del gobierno, la manera y forma en que dejan de ser gobierno, pues para los comunistas entregar el poder democráticamente es casi impensable. Prefieren salir por las malas para mantener el odio y el resentimiento contra lo que representa la sociedad de libre mercado, porque no existe marxismo democrático. Es un principio épico, si salen quieren ser recordados como víctimas del capitalismo y el imperialismo, para que cuando llegué una nueva oleada que reavive el fuego del odio, sirvan de ejemplo para reconstruir el resentimiento histórico que los alimenta.





Un ejemplo reciente de resentimiento histórico lo acabamos de ver en la exigencia de disculpas que el Presidente de México le ha hecho al reino de España y su gobierno, por el proceso civilizatorio que se produjo hace cinco siglos con la conquista, López Obrador anda buscando a un culpable por las condiciones deplorables en que viven las etnias indígenas en el México de hoy, algo similar hizo Chávez cuando mando a derribar y arrastrar el monumento a Colón un 12 de octubre, sin importarle el valor artístico de la obra patrimonio de la nación. Esas acciones no han mejorado ni mejorarán la vida de los indígenas, por el contrario, en Venezuela la explotación del Arco Minero en Guayana ha producido amenazas, desapariciones y muerte, a los que defienden sus territorios ancestrales del ecocidio que allí están cometiendo iraníes, chinos, rusos con el beneplácito del gobierno y la custodia de las FAN.

En ambos casos el resentimiento está dirigido a la psiquis fanatizada de unos creyentes, que obvian la historia como disciplina de interpretación del pasado y los hechos que se desarrollan en el curso de los procesos sociales, para ser sustituidos por arengas similares a las de algunas sectas religiosas, recordemos que hay grupos cristianos que responsabilizan a los judíos contemporáneos por la crucifixión de Jesús, olvidando mencionar que Jesús también era judío y que este hecho ocurrió hace 2.000 años.

El desenlace de esta historia ya se sabe, la cuestión está en el cómo y el cuándo. Si en diciembre alguien hubiese advertido que Maduro estaría pidiendo cacao en abril, pocos le hubieran creído, menos aún que un joven político de 35 años despertaría el espíritu libertario y unitario de tal manera y magnitud en apenas tres meses.

El cese de la usurpación se está dando, los venezolanos que estamos con el cambio apostamos al futuro, a la esperanza, no vemos el presente a través del retrovisor de la historia. Esa es una buena señal para quienes hemos adversado el odio como argumento y relato político.