Pues sí, lo que faltaba para darle un verdadero toque escénico de catástrofe a esta crisis… si no fuera suficiente soportar las calles sepultadas en basura, el asfalto picoteado y desgastado, las aguas servidas que disfrazan los huecos de trampas “caza carros”, o la misma gente, que se niega a adoptar posturas responsables que cambien el rumbo de la sociedad venezolana, ahora, los horizontes de la capital se empañan en calima, una que parece darle sentido a todo lo que está sucediendo, una que prevee que algo se está cocinando.
Lucho Suárez | lapatilla.com
¿Se quema algo en Caracas? Me remoto hasta hace casi un mes; nuestro pulmón, El Ávila, se prendía en candela frente a nuestros ojos; impactante momento en que nos ardía la piel como si nuestra epidermis estuviera bajo las brasas de ese monte con el que nuestros ancestros se criaron.
Los mega apagones fueron el complemento perfecto para esta dramática escena, nadie se hizo responsable, las mismas caras inculpaban a los mismos enemigos imaginarios de un país que vive en la mentira política más grande que ha existido en la historia, pero esa es harina de otro costal.
Un mes después del hecho, el ambiente se muestra turbio, pesado, el aire tenso se volvió en brisa natural, es como caminar contra una marea, o correr bajo una gravedad multiplicada, algo sucede.
-“Lo que sea que se esté quemando en Caracas, está llegando al interior, cuesta respirar, es extraño“, me dijo un amigo en medio de la incertidumbre.
Día tras día los focos de las llamas cambian su ubicación en la capital y diversos estados del país, ocasionando que sin falta, nuestras tardes se despidan bajo la densa calima.
Las brasas no solo son las causantes de la quema del panorama, los miles de pies que no salen del asfalto maquillan el entorno, le dan sentido al grito de libertad, al tono de la protesta.
Dicho ambiente espeso y gris es acompañado por manifestaciones espontáneas, mayormente horizontales, no toman ninguna avenida principal, el venezolano protesta con los suyos en sus calles o en lugares estratégicos que demandan la presencia de todos por un fin común.
¿Será el descontento popular llevado a un plano verosimil por medio del aire?
Un mes después que bajaran el switch a la luz en Venezuela, los discursos de transición han cambiado, se han vuelto más indefensos, pero algo se está cocinando, en la calle.
La gente poco a poco ha dejado de creer en promesas.
Llegó el momento del venezolano, de buscar la luz sin intermediarios, el asfalto arde, y el clima es el idóneo para enfocar los esfuerzos hacia el objetivo, apagar el fuego con lágrimas de felicidad, disipar el humo con brisas de libertad.