Al doctor Víctor se le ha revelado su creación: el Frankenstein criollo no es una ficción. Aunque hayan convertido a la “Pequeña Venecia” en una planicie camboyana, al estilo de la época de Pol Pot, la fe y la esperanza de una inmensa mayoría de ciudadanos siguen en supervivencia, sin embargo, la cuestión es más profunda, tanto como la profundidad del Orinoco. La lucha en el interior y el exterior se agudiza porque el anhelo de cambio pasa factura. “¡Hasta cuándo!”, es una de las aturdidoras y desesperadas expresiones que se escuchan en cualquier cola o conversación cotidiana y es que, el tiempo también pasa factura.
Ya pasaron 20 años de que “las familias” de Mario Puzo, pero venezolanizadas, tomaran el poder con su padrino, el “Intergaláctico” a la cabeza. Hoy, su líder no está y su sucesor ya roza en el refrán: “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista…” y dadas las circunstancias el cuerpo no resistirá por mucho tiempo aunque digan que “nos hemos acostumbrado”.
Ahora, surgen interrogantes muy interesantes por las circunstancias y la fe puesta en la proximidad de un futuro mejor: ¿Estamos preparados para gobernar y liderar los procesos que están por venir? La premisa del “luego de la tormenta viene la calma” está incrustada en la mayoría de los corazones y pensamientos de nuestros compatriotas, pero ¿Estamos listos para esa “calma”? Debemos revisar exhaustiva y profundamente nuestro “plan abecedario” porque esta realidad pronto cambiará.
¿Qué haremos con un país dividido ?, ¿Qué haremos con una sociedad polarizada entre “los con carnet” y “los sin carnet”?, ¿Qué plan hay a corto plazo para medio estabilizar la economía y frenar la hiperinflación?, ¿Qué garantías habrá para ese pueblo chavista desilusionado y para aquellos revolucionarios de verdad que fueron defraudados?, ¿Empezarán juicios de “Nuremberg” a la criolla?, ¿Seguiremos con las regalías de gasolina y subsidios?, ¿Estamos preparados para decirle a Juan que debe pagar el agua y a María el recibo de luz?, ¿Verdaderamente existe gente de cambios o solo es un cambio de gente? Y así, un sin fín de preguntas que están rondando a lo largo y ancho del territorio venezolano. Nuestro pueblo nos exige inflexiblemente altura, compromiso y seriedad para la reconstrucción de nuestra nación.
Las respuestas deben llegar porque el pueblo espera. La esperanza y convicción debemos inyectarla en cada médula espinal y la confianza como antídoto para evitar la hemorragia que muchos han causado. La frase de un doncito de Guatire, a quien lo apodan “el padre de la democracia” sigue vigente: “No profeso ese universalismo de quienes se autotitulan ‘ciudadanos del mundo’. Antes que todo y primero que todo, soy venezolano. Siento y pienso como ciudadano. El interés por mi país lo antepongo, resueltamente al de otra nación“, pues, yo soy venezolano y todos lo somos.
@JorgeFSambrano
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