Estos días de impuesto racionamiento a elementos vitales que nos permiten disfrutar de una calidad de vida que nos merecemos con creces y que tuvimos la bendición de vivir en cuarenta años de democracia, por supuesto, con altibajos que no se niegan; pero que había correctivos con criterios claros e inteligentes me llevan al prólogo de la obra de Mario Jacobo Penso y Rafael Gallardo “La Atormentada Sed”, editada en Coro en 1986. El Ingeniero Boris Castellano, prologuista expresó (cito) “En el comienzo de Coro, el agua era abundante y escasa la sed, luego vendrían otros tiempos, tiempos de sed, de poder y de riquezas que torturaron la conciencia de los hombres y los condujeron por un largo camino de angustias y luchas”. Cuanta verdad: “tiempos de sed de poder y de riquezas”, los resentidos de ayer, vengadores de hoy nos dan pruebas fehacientes de ésta premisa, vemos en las redes camiones cisternas que toman agua de las tuberías que la llevan a Paraguaná, algunos tramos rotos por falta de mantenimiento permiten el descarado comercio o bachaqueo del preciado líquido, se comenta que se cobra en dólares el servicio. No es a escondidas es a pleno sol, público y notorio peculado de uso por cuanto se lucran una red de allegados a personeros de altas responsabilidades que se hacen los inocentes. Cómplices útiles, depredadores de bienes que no les son propios.
La sed es de agua, líquido vital… pero hay otra sed que nos escuece el alma sed de justicia, honestidad y transparencia en quienes ostentan el poder para saciar ambiciones, autoridades decentes en las que se pueda confiar “Sed de funcionarios probos que no aprovechan el poder y sus bondades para beneficio propio y el de toda su familia”.
Nada oculto bajo el sol están identificados, son reos de sus malos procederes que salieron a flote porque lo que ambicionaban era poder y dinero para desarrollar al máximo habilidades malsanas en detrimento de un pueblo que domesticaron y corrompieron con falsas propuestas.
Rabiosamente vivimos la situación creada por la ideología del “Eje del mal”, la incapacidad, el atraso y la ignorancia marcando la pauta; el descaro que exhibe bienes mal habidos, usurpadores inescrupulosos y falaces que nos hablan de la baja ralea moral y ética de los protagonistas, a la vista de todos.
El tormento de la sed es una constante y nos lleva a pensar que ausentes estamos de una calidad de vida que involucra también a seres humanos que prefieren ser piedras de escándalo y no servidores honestos y decentes que garanticen paz y justicia.