Con al menos 2.500 ex combatientes por fuera del proceso de paz, el líder de las disidencias de las FARC, alias “Gentil Duarte”, ha intentado desde hace casi dos años unificar todas las estructuras armadas que se formaron con la deserción para crear un gran proyecto que tenga el mismo poder militar que la extinta guerrilla. Los golpes del gobierno a los cabecillas aliados no se lo ha permitido, aunque el plan se mantiene según las autoridades, solo que los frentes con aquel interés parecen tener un incentivo más económico que ideológico.
Por: Adriana Chica García | Infobae
Miguel Botache Santillana, alias “Gentil Duarte”, fue un mando medio del Bloque Oriental de las FARC que operaba en el departamento del Meta, y antes de la firma de la paz en 2016 fue uno de los primeros en alejarse del proceso, regresando a los municipios que una vez comandó en esa región, como La Macarena, Vista Hermosa, Puerto Concordia y Puerto Rico. Ahora es el líder de las disidencias del Frente Séptimo cuyo poder se extiende hasta San José del Guaviare, y el más buscado de las estructuras desertoras por el Ejército.
Y la principal razón es que busca crear un ‘bloque Sur’ desde donde se coordinen todas las organizaciones disidentes del país y regrese la reglamentación social con la que una vez las FARC regularon la vida de los campesinos en los territorios donde estaban. Para ello ha formado unas bases, trabajo popular y liderazgo político -según un informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP)- donde se muestra a la comunidad como aliado y desestima el Acuerdo de Paz señalando a los firmantes como traidores.
De hecho, la FIP sostiene que su organización es la única con las herramientas, capacidad armada y base social, para crear un verdadero grupo guerrillero. La Fundación Paz & Reconciliación (Pares) va mucho más allá y señala que su grupo es el único que realmente se puede llamar disidente, refiriéndose a que fueron quienes “no compartieron políticamente la decisión de paz de la dirección” de las FARC. Los demás -dice- son solo grupos desertores, que reincidieron en actividades ilícitas pero no operan bajo ideas políticas.
“Gentil Duarte” se ha propuesto rearmar y organizar todos esos grupos dispersos por todo el país en uno solo, que actualmente funcionan como una estructura federada: cada uno está a cargo de una persona y mantienen sus propios mercados ilegales. Justamente esas economías ilícitas son las que han significado una mayor dificultad para concretar con otros cabecillas una verdadera alianza, en la que él sería el comandante máximo, y ninguna quiere ceder su control sobre esos negocios. Aunque fortalecerlos ha sido también la estrategia de algunos frentes para unirse al proyecto.
Antecedentes
Casi un año después de la firma de la paz, las autoridades tuvieron certeza del proyecto de unificación de las disidencias de las FARC que había empezado “Gentil Duarte” en octubre de 2017, su meta era agrupar entre 6 mil y 8 mil hombres armados en 2019, de acuerdo con la Fundación Insight Crime. Para ello reunió el liderazgo de otros exjefes desertores y, desde Venezuela, donde se esconde, los enviaba como emisarios para añadir más aliados al plan.
Su principal articulador en ese momento era Édgar Mesías Salgado Aragón, alias “Rodrigo Cadete”, quien tenía 39 años de vida delictiva dentro de las FARC, y tras ser un enviado del Secretariado para evitar más disidencias durante las conversaciones en La Habana, terminó convertido en el líder de una de ellas cuando desertó en 2017 convencido por “Gentil Duarte”. Su tarea era viajar, primeramente, al departamento de Nariño para articular los grupos ex FARC que se habían formado allí.
Sus primeras reuniones fueron con el fallecido Walter Patricio Arizala, alias “Guacho”, entonces líder del Frente Oliver Sinisterra. Las conversaciones no prosperaron porque “Guacho” estaba más interesado en mantener las rentas del negocio del narcotráfico que se rendir cuentas a otro para un proyecto político. Además, este empezó a llamar la atención de las autoridades con el asesinato de 13 indígenas en el municipio de El Charco en septiembre de 2018.
De hecho, “Guacho” se convirtió en el principal objetivo de las Fuerzas Militares de Colombia y Ecuador tras el secuestro y posterior asesinato de un equipo del diario ecuatoriano El Comercio, desplazando un poco el objetivo sobre “Gentil Duarte”, hasta que fue dado de baja en un operativo en zona rural de Tumaco ordenado por el presidente Iván Duque. Así que “Rodrigo Cadete” se enfocó en otras disidencias de la región como la del frente Stiven González y a buscar alianzas en los departamentos sureños de Caquetá y Putumayo.
Pronto “Cadete” se quedó en la mira de las Fuerzas Militares, luego de que el ministro de Defensa, Guillermo Botero, lo señalara como el articulador del plan de unificación de los ex FARC. “Estaba reagrupando a antiguos militantes de las FARC, para montar un nuevo movimiento”, dijo el funcionario luego de que Duque anunciara, el pasado 2 de febrero, el asesinato de “Cadete” en un bombardeo realizado en zona rural de San Vicente del Caguán, entre los ríos Camuya y Yarí, al sur del país.
Aunque la muerte de “Guacho” fue más mediática, la de “Rodrigo Cadete” fue una baja más sensible para el gobierno colombiano por neutralizar, así sea un tiempo, el plan de reagrupación de las antiguas milicias de las FARC liderado por “Gentil Duarte”, como lo expuso en su momento el ministro Botero.
Panorama actual
Todavía quedan en el plan de “Duarte” otros articuladores como alias “Jhon 40”, encargado de la subregión del Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, quien fue expulsado antes de finalizar los diálogos en La Habana y es quien ahora tiene los mayores contactos internacionales para la comercialización de la coca desde rutas ubicadas en Venezuela. Allá el proyecto de unificación tampoco prosperó, pero la labor de “John 40” continúa.
De hecho, el proyecto ha visto resultados en el departamento de Arauca, donde ya “Duarte” logró sumar las disidencias de esa región, lo que se traduce en un control de la zona donde se ayudan a financiar con las extorsiones, según lo señaló el portal La Silla Vacía. Allá tienen presencia los frentes 10, 28, 38 y 45 con alrededor de 425 guerrilleros según este medio. “Se cree que su labor podría centrarse en proporcionar apoyo logístico y de fortalecimiento a través de la entrega de suministros y armamentos transportados desde Venezuela”, detalla Insight Crime.
Pero también hay otros frentes que aún no se unen al proyecto de “Gentil Duarte”, como el frente 48 que opera en Putumayo al mando de alias “Sinaloa”, porque prefieren mantener sus economías ilícitas, sobre todo el narcotráfico y la minería ilegal. Otros, ven en cambio en esa unificación la forma de fortalecer, justamente, esos mercados. Pues si se concretan esas alianzas, “las disidencias tendrían el control de un corredor para el tráfico de cocaína, oro y armas desde el Pacífico, pasando por las fronteras con Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela, hasta Arauca”, sostiene Insight Crime.
La ex guerrilla de las FARC operó en 242 municipios de los 1.122 que tiene el país, según Pares. Actualmente los grupos desertores están distribuidos en 37 estructuras ubicadas en 18 departamentos y 120 municipios, y cuentan con alrededor de 2.500 hombres en armas, según datos del Observatorio Colombiano de Crimen Organizado. Así que el plan de “Gentil Duarte” de unificarlos a todos depende también de la rapidez con la que reaccionen las autoridades, que aunque tienen hoy su principal objetivo en el ELN, no han dejado los operativos en su contra.
Pero Insight Crime sugiere otro punto que puede influir en ese proyecto, y es el papel que puedan jugar otros actores políticos como los ex comandantes Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, y Hernán Darío Velásquez, alias “El Paisa”, que aunque no han salido del proceso de paz se encuentran desaparecidos y no han cumplido las citaciones de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
“Dada su prominencia y trayectoria en las antiguas FARC, de convertirse en disidentes, podrían tener la capacidad de convocatoria que aún le hace falta a Duarte para establecer una hegemonía criminal de escala nacional”, concluye Insight Crime.