Hace unos días, dos futbolistas de alta competencia en el camerino, comenzaron a discutir sobre la felicidad y si esta era sólo una emoción o una decisión. Como yo estaba presente -y ellas me tienen cariño- se voltearon y me preguntaron lo que pensaba al respecto.
Yo, inmediatamente y muy segura de mis conocimientos, les respondí: “es una decisión”, y continué realizando mi trabajo como fisioterapeuta. Al terminar mi jornada laboral con ellas, me quedé pensando en el tema y me dije: “No Irene, eso no es así de fácil” y comencé a reflexionar un poco más en el tema.
Recientemente, en la iglesia donde asisto, comenzó un estudio bíblico llamado “Tres veces feliz”, y le comenté al pastor en privado que “cómo le podía yo decir a un venezolano que se encuentra sin comida, con muchas horas sin luz, tomando agua del río Guaire (donde desembocan aguas negras) o lejos de su casa y familia, que puede ser tres veces feliz”. Le di muchos argumentos acerca de lo difícil y casi imposible que esto pudiera ser. Sin embargo, sentí la necesidad de buscar más respuestas: comencé a leer artículos sobre la felicidad -algunos filosóficos y otros religiosos, psicológicos, entre otros-, y a preguntar entre mis conocidos y amigos acerca de qué era para ellos la felicidad. Un gran amigo, muy querido, por cierto, me dijo que estaría entrando en “un tema muy profundo y en un gran rollo”. Me sonreí y le afirmé: “Tienes razón”, pero –internamente- sólo sentía la necesidad de escribir y aquí estoy hoy con ustedes compartiendo mi búsqueda de felicidad.
Los últimos años de mi vida han sido complicados: separación, persecución, secuestro, prisión de mi esposo, intimidación, amenazas y todo esto sumado a las necesidades que pasamos todos los venezolanos, pero si hoy me preguntan ¿eres feliz?, mi respuesta es SÍ en mayúsculas. Eso me lleva entonces a pensar ¿cómo es que puedo ser feliz?
No soy la única que ha pasado circunstancias difíciles: hoy, más de 1.000 familias venezolanas tienen a un preso político, muchas otras un fallecido injustamente y más de 4 millones de venezolanos han tenido que dejar todo y emigrar en búsqueda de poder vivir humanamente “normal”, muchos de ellos caminan miles de kilómetros y llegan a su destino con llagas en los pies. Me pregunto: ¿Sería justo pedirles a mis hermanos venezolanos ser felices?
No, de verdad no es justo, y quizás hasta me vean como una persona con desorden mental, pero creo que ser feliz es un derecho y en Venezuela ya casi todos los derechos nos los tienen cohibidos, socavados y reprimidos… Venezuela, sí, Venezuela, un hermoso país con gente maravillosa que se ha ido cayendo a pedazos por la mala gerencia y el anhelo de pocos de obtener lo que no le corresponde, y aunque aquí no deseo convertir estas líneas en un tema político, lamentablemente esas acciones han ocasionado en millones de personas un gran dolor, quiebre emocional, mucha tristeza y un crecimiento de odio y rencor. Entonces, ¿voy a dejar que me roben también mi derecho a ser feliz? No, no y no podemos permitirlo. Pero ¿cómo conseguir esa felicidad? Es allí donde me senté a recapacitar en mis acciones y opiniones hacia mí, en las de mi familia, en las de mis amigos; comencé analizar y absorber de las experiencias de otros el por qué nos cuesta tanto a los humanos ser felices.
Vuelvo al comienzo de este artículo ¿ser feliz es una emoción o una decisión? Ahora mi respuesta no es tan sencilla, porque la felicidad se siente y todas las emociones vienen del corazón, de lo más profundo de tu ser, por lo que la felicidad se convierte en una emoción. Pero las emociones son pasajeras: a veces estás alegre, triste, sientes ira u odio, y a veces logras sentir paz y felicidad. En definitiva, las emociones son tal y como se reflejan en la película infantil “Intensamente”; sin embargo, también hay una gran influencia hormonal y química del cuerpo que nos puede llegar a producir estados de ánimo (de esto les hablare en otra oportunidad).
¿Podemos lograr que la felicidad venga de una decisión? Mi respuesta nuevamente es SÍ, es una cuestión de actitud ante la vida, así como cada hecho y suceso que en ella nos ocurra. Por eso, la felicidad enmarca muchas cosas, de las que seguiré profundizando y compartiéndoles, pero hoy les dejo lo siguiente:
La felicidad es:
· Vivir conforme a tu diseño personal siguiendo tus pasiones y usando tus talentos
· Aprender a amarse y quererse tal y como somos.
· Buscar llenar esos pequeños o grandes vacíos que puedan surgir durante la vida, pero que esos vacíos no te los llene otra persona porque en tu corazón sólo decides tú.
Continuará…