¡Basta de silencios!¡Gritad con cien mil lenguas!
porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!
Santa Catalina de Siena
Con profundo pesar e inmensa pena ajena escribo estas líneas para denunciar la masacre que, a mansalva, ha sufrido Venezuela por la acción depredadora y genocida de una marabunta socialista roja – rojita que como insaciables termitas en veinte años devoró un país que antes era para querer y ahora es para sufrir.
Un paracaidista golpista se consideró el Mesías venezolano, y a punta de utopías vetustas y de proyectos inviables fue montando una estrategia de destrucción nacional; fallecido al lado de los suyos en la Cuba de sus amores, con boatos socialistas designó a un lerdo chofer de autobús que continuó la tarea de arruinar el país y llevarlo a más absoluta miseria traducida en hambre, muerte y diáspora.
Más de tres millones de venezolanos de toda condición profesional, social o económica han literalmente inundado cercanos y lejanos países, desbordando las cifras de pedidas de asilo y las estadísticas de inmigración. Algunos ejercen exitosamente su profesión de origen, otros emprenden, muchos matan tigres, y muchas venden su cuerpo en casas de alterne de lujo y en burdeles de poca monta, donde son explotadas y ganan algunas divisas para la supervivencia de hijos y padres que viven en el filo de la navaja socialista.
La destrucción no tiene límites, nada ni nadie ha escapado a la terrible maquinaria de exterminación conocida como Socialismo del siglo XXI. Empresas del Estado en ruinas, privadas confiscadas y quebradas, servicios públicos ruinosos, agricultura y ganadería extinguida, supermercados sin alimentos que ofertar, farmacias vacías, hospitales en escombros, infraestructura pública totalmente deteriorada, arcas públicas exhaustas… y el país entregado sin más al castro – comunismo para que los hijos de la Isla de la Felicidad lo manejen a su antojo y obtengan pingues beneficios para intentar demorar el naufragio del largo lagarto verde de Nicolás Guillén.
Con toda razón la sabia sabiduría popular habla de la Robolución Bolivariana, ciertamente da asco el expolio que ha sufrido Venezuela por parte de los gobernantes rojo – rojitos, de sus familiares y amigos, y de los enchufados. Cada vez es más frecuente leer la prensa mundial informando de la riqueza mal habida que los personeros del socialismo del siglo XXI exhiben sin pudor. Igualmente, es usual enterarnos de las confiscaciones, extradiciones, detenciones, realizadas por los órganos de seguridad que combaten el blanqueo de capitales efectuado por nuestra cleptómana cúpula bolivariana
El Mahatma Gandhi ya lo había serenamente advertido:
¿Qué diferencia hay para los muertos, los huérfanos y los refugiados que la loca destrucción venga bajo el nombre del totalitarismo o el sagrado nombre de la libertad y la democracia?”