Amnistía Internacional: La migración forzada es un problema de DDHH

Amnistía Internacional: La migración forzada es un problema de DDHH

Los migrantes venezolanos esperan en el Centro Binacional de Servicios Fronterizos de Perú, en la frontera con Ecuador, en Tumbes, Perú, el 25 de agosto de 2018. REUTERS / Douglas Juarez

 

 

La histórica diáspora que protagoniza Venezuela, con 3,7 millones de personas que abandonaron el territorio, “es una consecuencia de la grave crisis de derechos humanos (…) la gente sale porque su proyecto de vida básico es completamente imposible”, sentenció la directora adjunta para Las Américas de Amnistía Internacional (AI), Carolina Jiménez. Así lo reseñó el medio zuliano Panorama.





Desde México, la internacionalista venezolana,  habló sobre la transformación del país que, de ser receptor, se convirtió en ‘expulsor’ de sus ciudadanos; un fenómeno peculiar que se acentúa con eventos detonantes como el colapso eléctrico que padece el Zulia.

Considera prioritaria la mejora de los proyectos de recepción por parte de la comunidad internacional, así como el trabajo de las naciones que adoptan a los criollos. “Tienen que realizar grandes inversiones e ingeniar planes para acoger a esta población y, además, regularizarla; darle su estatus de refugiado a quienes lo soliciten o algún otro tipo de protección complementaria”.

Venezuela era reconocida por recibir a extranjeros, ahora sucede lo contrario. ¿Cómo evalúa la situación?

—El país fue por muchos años el segundo receptor de migración en Suramérica. Llegó gente de Colombia, Ecuador, Perú, Uruguay, Argentina, Chile, olas de europeos huyendo de la Segunda Guerra Mundial o de conflictos civiles (…) Verlo convertirse, en pocos años, en un lugar de expulsión de sus ciudadanos es un fenómeno poco visto en nuestra región. Se van millones de personas porque su calidad de vida se ha vuelto invivible (…) La migración forzada es una consecuencia de la grave crisis de derechos humanos que existe.

Entonces, los venezolanos han perdido las garantías fundamentales para permanecer en esta nación…

—Hay una gran afectación a sus DD HH y su dignidad. Estar en Venezuela implica que no pueden ejercer derechos tan elementales como la alimentación, la salud e, incluso, la integridad física (…) El proyecto de vida básico al que aspira el ser humano ya no puede ser realizado en su comunidad.

La ONU reportó 3,7 millones de migrantes y estimó que podría escalar a 5,3 millones para finales de año, ¿esta cifra podría ser mayor?

—La crisis se caracteriza no solo por magnitud sino por celeridad. Han salido muchísimos habitantes y a una velocidad que es mayor a la de otros flujos migratorios. A esas dos características agrego  que en este proceso diario veremos ‘picos’: eventos que acentúan la salida y que la aumentan por períodos determinados.

Quiere decir que el colapso de electricidad que mantiene en ‘castigo’ al Zulia es uno de esos detonantes…

—El estallido de la crisis eléctrica es, muy probablemente, uno de esos ‘picos’ (…) Se trata de una población en la que ese problema se volvió crónico, acentuado y genera incapacidad, inviabilidad de las metas personales. Lo más lógico es que los zulianos se vean forzados a adelantar sus planes migratorios o a armarlos, si no los tenían.

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