Cerca de 2,2 millones de personas se encuentran en riesgo de hambruna en Somalia a causa de la sequía que azota el país desde el pasado octubre, informó hoy el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés) en un comunicado.
“La situación humanitaria se ha deteriorado a un ritmo alarmante como resultado de la sequía. El fracaso generalizado de los cultivos y la disminución de la productividad ganadera están empujando a las comunidades de las áreas más afectadas a la inseguridad alimentaria aguda”, señaló el director regional del NRC en el país, Victor Moses.
De acuerdo con la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), la sequía en 2018 durante la tradicional temporada de lluvias de octubre a diciembre ha aumentado la población en situación de “inseguridad alimentaria” en un 10 %; hasta alcanzar los 1,7 millones.
Esta cifra equivale a más del doble que en el mismo periodo de sequías de 2016 a 2017, y según el NRC, “se espera que alcance los 2,2 millones de personas en el mes de julio”.
Casi la mitad de estas personas (un 43 %) son desplazados internos, y junto a ellos, las población infantil se encuentra entre la más afectada, “con miles de niños que ya padecen malnutrición”, según el texto.
Los trabajadores humanitarios sobre el terreno informaron de que, entre enero y febrero de 2019, hubo un aumento en las admisiones para el tratamiento de malnutrición aguda moderada.
“Se necesita tratamiento urgente para unos 954.000 niños que se anticipa padecerán malnutrición aguda en 2019, incluyendo 174.600 con malnutrición severa”, subrayó el NRC.
En la actualidad, más de 2,6 millones de somalís han sido desplazados de sus hogares debido a los conflictos armados, la sequía y la inseguridad que siembran grupos yihadistas como Al Shabab; afiliado en 2012 a la red internacional de Al Qaeda.
“Se requiere financiación urgente para que las agencias de ayuda humanitaria puedan ampliar la respuesta de inmediato y evitar un desastre humanitario a gran escala”, urgió Moses.
Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, lo que dejó al país sin un Gobierno efectivo y en manos de milicias radicales islámicas, señores de la guerra y bandas de delincuentes armados. EFE