Cómo transforma el chavismo los fracasos en éxitos a través de la propaganda
Por: Fernando Núñez-Noda, de Verifikado para La Patilla
La escuela rusa
Ni los rusos, cubanos o chavistas tienen la menor idea de cómo desarrollar una economía y dar bienestar a sus ciudadanos. Los países “chavistas” de Latinoamérica están, a pesar de tener recursos naturales, entre los más pobres: Nicaragua (puesto 18), Venezuela (33) y Cuba (63).
En cuanto a Rusia, tiene una economía más pequeña que la del estado de Texas y su ingreso per cápita es de $11.461, casi 6 veces menor que la estadounidense. Vale decir que el per cápita de Venezuela es de 3.100 y el ruso es solo tres veces mayor, de modo que Rusia es un país pobre con relación a los desarrollados, y su poder yace en lo militar y nuclear. El resto de su economía (no militar) es extractiva y poco sofisticada.
No obstante, Rusia produce y exporta algo capaz de cambia la percepción sobre cualquier cosa en la opinión pública: la propaganda. Una industria a la que le dedica “oficialmente” apenas mil millones de dólares anuales y, sin duda, que contiene la llamada “fábrica rusa de las noticias falsas”.
En VerifiKado hemos seguido algunos casos, todos producto de esa infraestructura de comunicación política que puede crear en EE. UU. un website falso de ultranacionalistas rurales o imita a un grupo antivacuna para provocar divisiones y conflictos. Difunde propaganda para influir en los votantes o, peor aún, intenta entrar en los sistemas computarizados para alterar resultados. Todo eso ha sido revelado en el informe de Robert Mueller.
Miente que mucho queda
En Venezuela los rusos asesoran y dan apoyo logístico al régimen chavista para difundir propaganda y desinformación, infiltrar grupos opositores en línea, así como sacar de línea recursos de la red como Youtube o Twitter cuando Juan Guaidó da un discurso.
Esa escuela post KGB se trasladó primero a Cuba y luego a sus eventuales aliados. Sus métodos han pasado de la prensa y el boca-a-boca, a los inmensos territorios electrónicos de Internet, que les dan a los propagandistas muchos canales y posibilidades a bajo costo.
Como ejemplo, un recurso muy usado por el chavismo es magnificar los eventos o las percepciones de una idea o tema. Veamos algunos ejemplos.
El 2 de febrero se realizó un mitin en la Av. Bolívar de Caracas (para hacerle contrapeso a uno gigantesco de Juan Guaidó). En un video ciudadano que circuló y fue verificado, se observa en la televisión una muchedumbre que alcanza varias manzanas de la larga vía. Cuando la persona que graba se mueve frente a la zona donde debería ver en vivo la masa humana, encuentra que ni han llenado una cuadra completa. (Disculpen que en el audio hay una palabra fuerte, pero es importante dejarlo porque menciona la hora exacta de registro).
Con tomas cerradas y una ubicuidad de franelas rojas, sin distinguir los textos de pancartas o carteles, la marcha sin duda fue de tiempos pasados, cuando el chavismo tenía apoyo popular espontáneo. Últimas Noticias, periódico de la órbita chavista, le hizo el juego al ese engaño:
*ÚLTIMAS NOTICIAS MIENTE*
Foto que publica este diario (también publicada por cuentas de organismos y funcionarios de Maduro) es vieja, de archivo.
En ella se ve edificio de “Misión Vivienda” en construcción, cuando sabemos que fue terminado y está habitado desde hace años! pic.twitter.com/Fe16MLurst— Julio César Fernández Toro (@fernandeztoro) 3 de febrero de 2019
Otro ejemplo que muestra la habilidad de sobredimensionar lo poco bueno y esconder lo negativo, es la llamada Misión Vivienda, que ya tratamos en esta serie de Desmontajes y que el régimen anuncia con pomposos titulares como “Programa de viviendas en Venezuela es líder en el mundo”. ¿Líder en qué? En propaganda, no hay duda.
En el Desmontaje del 1 de marzo se mencionó la noticia de AVN (la agencia noticiosa del régimen) según la cual: “Un total de 2.591.653 viviendas han sido entregas por la GMVV”. Del análisis, que puede leer al hacer clic en el enlace anterior se deriva que:
“Según las estimaciones más optimistas, utilizando cifras de la Cámara de Construcción y el Colegio de Ingenieros, la cifra real estaría [según especialistas] en torno a las 750 mil viviendas, alrededor de 37 mil por año, que es una cifra semejante a la que se construía en los 70, cuando la población venezolana era mucho menor.”
Es decir, cerca de 1 millón 800 mil viviendas más que las realmente construidas. La máquina de propaganda, pues, “construye” 70% más de viviendas que no existen. Y los chavistas “de a pie” aplauden estos logros imaginarios sin darse cuenta de que ésas son casas que debían habérseles entregado.
Un bono: El factchecking al revés
En Telesur, un medio diseñado para difundir propaganda disfrazada de noticias, rescatamos un artículo en el cual se tratan 10 mentiras sobre Venezuela que de tanto repetirse se convierten en matrices de opinión, un ejercicio de re-autentificación de matrices falsas ya contradichas en distintos medios. Hagamos un vuelo rasante. En comillas y cursivas lo citado del artículo de Telesur:
Dice: “Guaidó no tiene ningún argumento Constitucional para autoproclamarse presidente pues no hay falta absoluta del presidente.”
Pero: Se le “olvida” al autor que Maduro “ganó” una elecciones convocadas por un ente (la Asamblea Nacional Constituyente) no contemplado ni convocado según la Constitución y que violó todas las normas de elección. La ANC no es reconocida por el mundo libre democrático. Por otro lado, fue declarado presidente por el CNE, probablemente la entidad electoral más cuestionada del mundo. Por ambas razones la comunidad internacional democrática (los mismos +54 países democráticos que reconocen a Guaidó como presidente interino) no reconocen esa elección. En cambio quienes apoyan a Maduro son 24 países, la mayoría dictaduras como Rusia, China, Cuba o Corea del Norte.
¿Qué pueden decir estas autocracias sobre democracia y libertad?
Dice: “Guaidó es diputado por Voluntad Popular, partido político que ya desconoció las elecciones presidenciales de 2013 y cuyo líder, Leopoldo López, está condenado por ser autor intelectual de “La salida”, que impulsó las guarimbas de 2014, con un saldo de 43 muertos y cientos de personas heridas.”
Lo anterior -además de recordar que Maduro ganó en 2013 con un margen pequeño y de legitimidad muy discutida- no merece más que decir que “Ya para 2015 se hablaba de “El legado de la revolución en Venezuela: 252.073 muertos en 16 años de régimen chavista. (…) En el primer año de gobierno del fallecido Hugo Chávez, se registraron casi 6.000 muertes violentas. Cuando falleció, entregó un país con más de 21.000 víctimas fatales al año. Maduro lo hizo aún peor”. El chavismo es, sin duda, la mayor máquina de muerte que se ha visto en el mundo contemporáneo.” Sea por delincuencia desmedida o por desinversión en servicios de seguridad ciudadana, sanidad y afines.
Dice: “Tampoco es cierto (que) la Asamblea Nacional es el único órgano legítimo. El artículo 348 de la Constitución venezolana autoriza al presidente, en Consejo de Ministros, a convocar a una Asamblea Constituyente”.
Las más de 54 democracias, además de organizaciones como la OEA, el BID o el Grupo de Lima que apoyan a Guaidó sencillamente NO reconocen a la ANC. Si no reconocen a Maduro presidente, tampoco al ente que le dio una “legitimidad” fraudulenta.
Cuestiona el enunciado de que “En Venezuela no hay democracia”. Dice: “Desde 1998 se han producido 5 elecciones presidenciales, 4 elecciones parlamentarias, 6 elecciones regionales, 4 elecciones municipales, 4 referéndum constitucionales, y una consulta nacional. 23 elecciones en 20 años.”
Alguna vez, en la primera mitad del chavismo, los resultados electorales reflejaban la votación real de los electores. Pero a medida que el chavismo perdía popularidad, la necesidad de ganar con trampa se hizo política de Estado. Y aunque las elecciones son solo un aspecto de la democracia, vayamos a un estudio anual de prestigio mundial: el Índice de Democracia de The Eonomist.
Según el estudio de 2018, Venezuela tiene un índice 134 de 164, es decir, a solo 30 puestos del último lugar. El estudio mide: a) “Si las elecciones nacionales son (realmente) libres y justas”. En Venezuela no lo son. b) “La seguridad (personal) de los votantes”. No la hay. Bandas oficialistas (colectivos) amedrentan a los votantes. c) “La influencia de potencias extranjeras en el gobierno”. Rusia, Cuba e incluso China tienen tanto y a veces más poder que el mismo régimen de Maduro. d) “La capacidad (potencial) de un funcionario civil de implementar políticas”. En el madurismo, ninguna. Son las potencias anteriores, con la venida del estamento militar y de una pequeña cúpula civil, quienes guían los destinos de Venezuela.
Cuestiona que “en Venezuela hay una crisis humanitaria. Sin ninguna duda que en Venezuela hay ahora mismo una crisis económica, fruto de una guerra económica que comienza tras la muerte de Chávez, y se agrava tras las sanciones por parte del Congreso de los Estados Unidos (diciembre 2014)…”
Ya conocemos el resto, pero fue suficientemente ventilado en el desmontaje anterior. Ese artículo pasado también desmonta el siguiente punto:
Dice “Analicemos las cifras de las guarimbas de 2017: 131 personas muertas, 13 de las cuales por disparos de las fuerzas de seguridad (hechos por los que hay 40 miembros detenidos y procesados); 9 efectivos de las diferentes policías y Guardia Nacional Bolivariana asesinados; 5 personas quemadas vivas o linchadas por la oposición. El resto de los muertos en su mayoría lo fueron mientras manipulaban explosivos o intentaban saltarse barricadas de la oposición.”
Suponiendo que estos datos falsificados fueran ciertos, son ridículos en comparación con las muertes violentas causadas por acción u omisión chavista.
El resto del artículo es tan tendencioso que no merece más comentarios.
Conclusión
La propaganda es inmensamente más fácil de producir que logros reales y noticias. Solo basta buscar cifras ciertas y magnificarlas si son convenientes, o disminuirlas o vaporizarlas si no favorecen. El resto lo hacen las fuentes alternas (como el informe de Jeffrey Sachs), la capacidad de darle una apariencia experta al reporte y la atención difusa del usuario moderno.
Pero los venezolanos que luchan por la democracia y la libertad saben que la “guerra de ideas” es componente esencial del ataque que los regímenes autoritarios como el ruso, el cubano o el venezolano le hacen a las instituciones y a la democracia que dicen defender pero debilitan hasta que es una carcasa sin contenido.
De nuestro habilidad para detectar matrices y manipulaciones noticiosas depende mucho el estado de la opinión opositora y la lucha por conquistar el poder que nos da la información cierta y verificada.