“No pisemos otro peine. varias veces la ” inteligencia antillana” nos ha hecho deslizar en cizañas y patrañas. ha sido demoledor en términos de fragmentación y dispersión disidencia política. Liquidar el liderazgo de Juan Guaidó sería un salto a un fracaso irreparable”.
Pasados 100 días de la juramentación del Presidente Juan Guaidó Márquez, el balance es indiscutiblemente positivo. Sin duda el régimen mantiene su línea autoritaria. Pero el cerco internacional y la voluntad de la gente de mantenerse de pie provocando importantes quiebres en la coalición oficial es lo que vale la pena destacar de cara a la fragilidad en la que ha quedado Maduro y su camarilla.
El quiebre militar y militante.
Existen hechos que por ser silenciosos no dejan de ser ensordecedores. Lo ocurrido el 30 de Abril si bien el propio presidente Juan Guaidó ha reconocido no resultó óptimo en términos objetivo, lo cierto es que queda demostrada la fractura que existe en las FFAA, y muy importante, a nivel de la policía política del régimen. El ex gobierno va de puntillas sobre un piso de vidrios rotos donde el propio General Padrino quedó agrietado. ¿Por qué no lo remueven? Ese es el drama de Maduro. Dormir con el enemigo, o peor, con quien no sabe a fin de cuentas !de qué va..!
En otro sentido se suma la división de la base militante de la coalición de poder. Por un lado el feudo Celia-Madurista y por otro la desgastada representación del PSUV, resumida de los hermanos Rodríguez, Cabello y Tareck El Aissami.
Es cuestión de 100 días ver colapsar este pantanal en tensiones arenosas, cercado [Maduro] por múltiples frentes internacionales, sanciones, desconocimientos, más rusos, chinos o cubanos hastiados de torpeza, mentiras e ineficacias, hacen del momento un político un transe estelar donde el problema ya no es la salida de Maduro [que sale], sino la estructuración de la transición.
JAQUE MATE.
El juego no se agota en dos o tres jugadas. El caso venezolano demanda múltiples movimientos que se han venido ejecutando con inteligencia, sentido táctico y disciplinario. El aislamiento económico y financiero, acompañado del nombramiento de cuerpos diplomáticos, representación ante el BID, la OEA; Control de CITGO, más procesos migratorios visibles dentro de las FFAA y el SEBIN, son una sumatoria de medidas efectivas consecuentes, que a pesar de no haber logrado el cese de la usurpación ha creado las condiciones objetivas y necesarias para propiciarlo.
EEUU en particular sigue moviendo sus alfiles y caballos. Aunque se “distancia” de vientos de intervención, no lo descartan. El Grupo de Lima -estrictamente apegado a salidas pactadas-cumple su rol. EEUU tampoco se deslinda de ese cometido. Pero el señor John Bolton ha dicho de forma determinante “en caso de una salida forzosa nadie en el mundo dudara la medicina era la apropiada por tratarse de extirpar un Estado Fallido y autoritario”. Nadie lo lamentará…
Es irreversible. Contador en marcha.
El régimen de Caracas está en la lona. La fractura de su piso político; el reparto terminal y desesperado del botín; desconfianza, miedos, riñas internas; división de las FFAA, colapso económico, incapacidad de mantener lealtades de Rusos, Chinos, Turcos e incluso Cubanos cansados del caos imperante que es morosidad; determinación de las alianzas internacionales de salir de Maduro y no menos importante, del pueblo de mantenerse en la lucha, representa un estado de circunstancias irreversibles e incontenible.
NO VOLVAMOS A RESBALAR.
No pisemos otro peine. Varias veces la “inteligencia antillana” nos ha hecho deslizar en cizañas y patrañas. Ha sido demoledor en términos de fragmentación y dispersión disidencia política. Sucedió con el soneto del recobro frustrado de la victoria presidencial de Capriles/2013. Igualmente con la perversa etiqueta de colaboracionismo calzada a la MUD 2017, donde banalizando al diálogo nos sacamos todos del terreno. Son momentos de madurez política y ciudadana. Permitir liquidar el liderazgo valiente, fresco y frontal de Juan Guaidó Márquez, sería un nuevo fracaso pero irreparable. Porque la jugada a la que se prestan sectores de oposición calcando al G2 Cubano, es sacar del ruedo al Presidente Interino Juan Guaidó Márquez, haciéndonos tragar el veneno de la activación del 187.11 de la Constitución. Por cierto que la norma en cuestión nace en la Constitución de 1961 y no tiene que ver con una intervención guerrerista, Casus Bellis, como la pretenden dibujar. La cooperación militar prevista en 187.11 constitucional se basa estrictamente en una cooperación humanitaria, producto de un desastre natural o una catástrofe social. Y su aplicación no es unilateral ni mandatoria. Es estrictamente bilateral, concertada y facultativa tanto del peticionario como del oficiante (s)
No podemos poner en riesgo las alianzas internacionales que han costado mucho y que en un tiempo récord han reconocido el gobierno interino de Juan Guaidó. El grupo de Lima, el eurocentrismo, Canadá, EEUU, Latam, están alineados en una salida al menor costo político, humano y social. No asimilan una intervención militar en escala. La cooperación militar humanitaria internacional también está sobre la mesa. Pero deben agotarse condiciones y tareas internas. !Hagámosla antes de sufragar sin nadar lo poco que falta!
Por lo pronto no rompamos el balance. Fracturarnos nuevamente en el momento político más rendidor, demandante y sensible de nuestra historia contemporánea, sería devastador por irrecuperable. !Sensatez! Seguimos. Ya casi…
@ovierablanco [email protected]