La ruta asumida para salir del régimen del socialismo en el siglo xxi no es otra que: el cese de la usurpación, gobierno de transición, elecciones libres, porque es la que permite mostrar la derrota histórica de este experimento tan costoso desde todo punto de vista y evita que se pueda colar falsas alternativas que signifiquen la cohabitación con factores del régimen, como se ha venido procurando por quienes abiertamente conspiran contra una salida democrática.
Los que hablan del golpe de estado quieren demostrar que la ruta señalada fue un fracaso y que se debe volver a un fantaseado camino electoral que de acuerdo con ellos la oposición abandonó por el aventurerismo putschista. Insisten en colocar la AN al margen de la Constitución, para así justificar la ola represiva contra los disputados y poder reducir a su mínima expresión el único organismo constitucional legítimo que todavía le queda a la Nación. Esto ha llevado a una verdadera ola de terror que ha significado la prisión del Primer Vicepresidente de la AN Edgar Zambrano y otros diputados y conducido a la pretensión de eliminar la inmunidad parlamentaria a más de veinte legisladores. Con lo que se demuestra que el golpismo y la represión se encuentra es del lado del madurismo y no al revés.
Quienes hablan de golpe de estado no logran explicar cómo connotados representantes del régimen aparecen denunciados por Bolton asesor de seguridad de Trump, como implicados en una negociación para entregar a su jefe. Como se dio un golpe de Estado sin militares, porque fue muy claro que no se dio el 30A ningún proceso de enfrentamiento violento entre unidades militares, que todo quedo, en sangrientos eso sí, enfrentamientos entre civiles y organismo de seguridad del estado.
Todo el incidente del 30A lo que ha vuelto a demostrar una vez más es la inmensa soledad del régimen, el que Nicolás Maduro no puede seguir gobernando este país al que ha llevado junto con el difunto a la más absoluta debacle cultural y civilizatoria en el más escandaloso sentido de los dos términos.
El cese de la usurpación es lo que permite dar de baja inmediata y sin posibilidad de retorno al castro-chavo-madurismo, para poder iniciar con el gobierno de transición una dura fase de reconstrucción material, institucional, ética y moral de la Nación que debe consolidarse con las elecciones libres, que representaran el regreso del país al nivel de autogobierno, que los venezolanos tengamos verdaderamente la capacidad de elegir nuestros gobernantes. De ahí, que la ruta democrática es la que se expresa en el mantra de los tres puntos y debe ser nuestra voluntad indoblegable no apartarnos de esta estrategia y mantener la unidad de los factores democráticos alrededor de la Asamblea Nacional y de nuestro Presidente (E) Juan Guaidó.