No importa cuántas veces el régimen aumente el salario mínimo, la hiperinflación será mucho más rápida y si conseguir los alimentos en los mercados o las medicinas en las farmacias es un real calvario para los venezolanos (y se suma la escasez), salir a comer en un restaurante para darse “un gustito” cuesta mucho más que el salario base en 40 mil bolívares.
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Una botella de whisky no baja de los 156 mil bolívares y los rones, aunque más económicos, todas las opciones por lo menos duplican el sueldo mínimo salvo por uno. Los tragos pudiesen ser una mejor elección para tu bolsillo… pero si pides más de uno probablemente es que empiece a llorar.
Si vas preparado para comer, una entrada podría costarte desde un aproximado de 13 mil a 143 mil bolívares ¡Y todavía no empezamos a comer los platos principales!
Si las hamburguesas son lo tuyo, prepárate dejar casi todo el salario mínimo allí… o quedar debiendo un poco más. Pero si prefieres las carnes te contaría entre 47 mil y 62 mil bolívares. Las pastas, con un poco más de variedad, oscilan entre los 27 mil y 112 mil bolívares.
Y si aún te alcanza para el postre (y si tu bolsillo no llora tan fuerte) también tienes amplias opciones un poco más de tres mil y 70 mil bolívares. ¿Ya se te quitó el hambre con los precios o solamente abrieron más tu apetito?