Me gradué de bachiller en el año 2011, época en la que se comenzaban a profundizar las consecuencias de las nefastas políticas del chavismo durante más de 10 años bajo la doctrina socialista. Dos años pasaron para poder obtener un cupo en la carrera de medicina en la Universidad de Los Andes, tiempo en el cual logré hacer un curso básico de inglés y prepararme para las pruebas de admisión de la universidad.
En octubre de 2013 finalmente comencé mi carrera, con el mayor entusiasmo y la emoción que representa esta nueva etapa en la vida de todos los que pasamos por allí, pero lo que no tenía tan claro era la cantidad inmensa de obstáculos que se vendrían en los próximos años. En Venezuela para ser profesional no solo se trata de estudiar, se trata de librar una lucha diaria contra todo lo que se opone a que logres alcanzar tu meta, es una guerra que ha sido larga y dolorosa.
Seis años de duración tiene la carrera de medicina; Actualmente curso el 4to año y han pasado 6 años exactos desde que comencé, es decir, hoy debería estar junto a mis compañeros cursando el 6to año y a punto de recibir nuestro título de Médicos Cirujanos, pero lo que es un hecho, es que hasta el día de hoy mi carrera tendrá una duración de 8 años. Es la expresión del socialismo que quiebra todas las aspiraciones individuales que podamos tener de desarrollarnos, y así ha sido en todas las partes del mundo en la cual este sistema se ha instalado.
Durante todos estos años hemos sufrido paros universitarios por diversas razones, desde luchas gremiales y salariales, pasando por luchas estudiantiles hasta por las más turbulentas protestas de calle en contra de una dictadura que en su momento ocultaba su cara genocida, y que el día de hoy ha quedado desnuda como la tiranía de un estado criminal. Han pasado los años y la situación empeoró, la universidad está devastada al igual que el país, los estudiantes nos enfrentamos a una situación cada vez más dura para poder sostenernos económicamente; sin duda vivir en Venezuela te ahoga todos los días. El último golpe que hemos recibido es la escasez dramática de gasolina, en donde para poder obtenerla deben hacerse colas de 3 días o más, razón por la cual no solo la universidad, sino muchos sectores del país deben parar su funcionamiento normal.
En socialismo las cifras estadísticas suelen ser ocultadas o maquilladas, pero puedo dar un ejemplo de la realidad: Cuando comencé a estudiar, mi cohorte estaba integrada por 280 alumnos, y hoy quedamos tan solo 111. En toda la universidad, la cifra manejada es de más de 75% de ausencia estudiantil, tanto entre quienes hicieron retiro formal y quienes se inscribieron y nunca asistieron a las aulas de clases. Muchos estudiantes debieron regresar a sus pueblos o ciudades de origen por la imposibilidad de mantenerse bajo la hiperinflación fulminante, otros decidieron salir del país siendo parte de los 3 millones de venezolanos que han sido desplazados por el chavismo.
Esta es la urgencia de quienes hoy vemos cuesta arriba nuestro futuro y aspiraciones, esta es la urgencia de quienes, desde una universidad agonizante, seguimos de pie con la esperanza viva de recuperar nuestro país. Mi exigencia como estudiante en tiempos de guerra sigue firme, pedir la ayuda de una coalición internacional es la opción real que tenemos sobre la mesa, es la responsabilidad del liderazgo político y las instituciones legitimas hacer lo que se tenga que hacer para que sea una realidad, y es nuestro deber como ciudadanos presionar por ello. Quienes hoy seguimos en Venezuela sin garantías de nada, esperamos que no sean traicionadas las aspiraciones que tenemos de ser no solo profesionales, sino libres.
Sin duda, estudiar en socialismo es un acto de heroísmo porque se trata de no entregar lo que nos pertenece, de no ceder nuestros sueños, de no ceder nuestro futuro, de no ceder nuestra universidad y país, pero no solo es un acto de heroísmo, estudiar es un acto de guerra contra el socialismo que debemos estar dispuestos a ganar.
@adrianalbarran_