Respirar va mucho más allá de llevar oxígeno a los pulmones y eliminar dióxido de carbono. Es nuestra fuente de nutrición, pero ¿lo hacemos bien? ¿Cuándo fue la última vez que prestaste atención a tu respiración? Admitamos que, como dice la escritora y divulgadora estadounidense Lynne Everatt, “somos una generación de respiradores superficiales”, reseña Quo.
Respiración táctica
Everatt se inspira en dos técnicas que utilizan los Navy SEALs, la principal fuerza de operaciones especiales de la Armada de EEUU, para mantener su cuerpo relajado en situaciones de alta presión. La primera es la llamada respiración táctica, para momentos de lucha o huida. Implica todos los músculos respiratorios, desde el pecho hasta el vientre. Colocando la mano derecha sobre el vientre, se realiza una gran exhalación. Luego inhalamos por la nariz, arrastrando lentamente la respiración desde el vientre hasta la parte superior del pecho. Pausa y exhalamos desde el pecho descendiendo hasta el vientre, imaginando que el ombligo toca la columna vertebral. En la repetición, la exhalación deberá ser dos veces más larga que la inhalación. Así tres veces.