El diputado Juan Requesens cumple 300 días en las mazmorras del régimen; él es parte de una lista larguísima de legisladores, dirigentes políticos, dirigentes juveniles, gremialistas y más, que se encuentran en las prisiones de la usurpación por el simple hecho de luchar por la libertad de Venezuela.
Ninguno de nosotros, dirigentes o no, podemos olvidar a aquellos que han perdido su libertad por la causa. Ninguno de los venezolanos podemos olvidar a aquellos que son víctimas de torturas, de opresión y de a saña de un régimen que se sabe que es experto en violar los Derechos Humanos.
La lucha por el cese de la usurpación, también es una lucha por la defensa de los derechos fundamentales de tantos venezolanos detenidos injustamente, es una lucha por su libertad.
El tema de los presos políticos en Venezuela no es retórica, sino una realidad lastimosa, grave y terrible. Decenas de familias se encuentra diariamente con la angustia de no saber lo que les ocurre a sus hijos, esposos, padres o hermanos detenidos en los calabozos de la tiranía.
Hoy, responsablemente, exhorto a los venezolanos a seguir reclamando por la libertad de los presos de consciencia. Los invito a no olvidarse de ellos y recordarlos, porque han perdido años de su vida, su libertad, y en algunos casos su juventud, por esta lucha liberadora de la nación.
El mundo sabe lo que ocurre en el país, desde la Organización de Naciones Unidas (ONU) hasta el último país del mundo se habla de las violaciones a la dignidad de los venezolanos, se reconoce al usurpador como un tirano y a su gobierno como un régimen sangriento y violento.
Frente a esta realidad, cada uno de quienes aún permanecemos libres tenemos que seguir la tarea de lograr la instauración de un Gobierno de Transición Nacional que le dé fin a las torturas, a la represión, a la opresión y a las detenciones arbitrarias.
Tenemos que construir una Venezuela distinta, donde los exiliados puedan regresar a casa, donde los refugiados puedan rehacer sus vidas en su nación, donde aquellos que están en embajadas puedan volver a caminar por las calles de la patria, donde cada uno de los ciudadanos puedan hacer su vida en paz, en armonía y con esperanzas en el futuro.
Y sí, sí lo podemos hacer y hacerlo ya. No podemos permitir que el tiempo siga pasando, que los presos de consciencia sigan perdiendo su vida detrás de barrotes y metidos en sótanos inhumanos. No podemos perder más tiempo, tenemos que dar un paso al frente y construir un mañana mejor.
P.D: El tema de los presos políticos están importante que la rabieta que tuvo el usurpador al ver a Leopoldo López libre, y al enterarse de la liberación de Iván Simonovis, fue tal que no pudo contenerla.
Es muy preocupante para el usurpador, tener personas libres que cuenten las vejaciones, las humillaciones y las acciones terribles que los esbirros adelantan en las mazmorras de la opresión.