Él es Nayib Armando Bukele Ortez y desde el pasado 1 de junio es el presidente constitucional de El Salvador. Lo que ha llamado más la atención de su elección es su mano firme para depurar la administración pública de su país, acción que debería ser imitada por muchos mandatarios en América Latina.
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Con apenas 37 años y ex YouTuber, el mandatario salvadoreño había sido elegido alcalde de Nuevo Cuscatlán el 11 de marzo de 2012 y, posteriormente, de San Salvador el 1 de marzo de 2015. En ambos cargos públicos compitió bajo la bandera del partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Para las elecciones presidenciales de 2019, Bukele participó con el partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) y resultó elegido presidente de la República al obtener mayoría absoluta con 1.434.856 votos (53.10 %), sin necesidad de una segunda vuelta. Es el primer presidente, desde el final de la guerra civil, que no representa a ninguno de los dos partidos principales (ARENA o FMLN) que habían gobernado por treinta años.
A Bukele no le ha temblado el pulso para despedir a muchísimos trabajadores públicos que están en cargos, no por su talento, sino por palancas (cualquier parecido con Venezuela es pura coincidencia)…
Oficialmente soy el Presidente más cool del mundo ? https://t.co/e7XgdyyAIh
— Nayib Bukele (@nayibbukele) June 7, 2019