Jaime Bayly: Trump no interviene en Venezuela porque la oposición no se lo pide

Jaime Bayly: Trump no interviene en Venezuela porque la oposición no se lo pide

El periodista y escritor peruano Jaime Bayly posa para ABC antes de la entrevista en Madrid – Ángel de Antonio

 

Jaime Bayly (Lima, 1965) es uno de los comunicadores más influyentes de América Latina. De afilada lengua, el periodista y escritor peruano desde su programa de televisión en Miami combate sin medias tintas las tiranías de izquierdas, pero fustiga también a Donald Trump o a Jair Bolsonaro. Se declara sin complejos un «derechista libertino»: «Soy bisexual, me he casado con dos mujeres pero he tenido novios, he probado todas las drogas a las que me han invitado y a las que no…», confiesa. Así lo reseña abc.es

De visita en Madrid para firmar en la Feria del Libro ejemplares de su nueva novela, «Pecho Frío» (Alfaguara), repasa para ABC la situación de Venezuela y otros países de la región.





Usted informó de que la esposa de Maduro, Cilia Flores, se había ido a la República Dominicana y él iría detrás. ¿Sigue vigente ese plan?

Sí, el 30 de abril Maduro estuvo a punto de irse de Venezuela, le disuadieron los rusos y los cubanos. Ahora bien, no escapaba a La Habana, sino a Punta Cana, porque el barrio de lujo de Cap Cana era Disneylandia para los ladrones chavistas. Algunos compraron mansiones, entre ellos Tareck el Aissami y Samark López Bello. Dicho eso, no va a ser fácil que Maduro huya y, en ese caso, la República Dominicana no le ofrece ya un santuario. Las cosas han cambiado: Danilo Medina ha roto con su predecesor, Leonel Fernández, y se ha comprometido a colaborar con EE.UU. Por eso entró la DEA y les van a confiscar las mansiones, y pronto van a entrar en La Romana, donde tienen grandes villas los excapitanes venezolanos Aguilera, Cabrera y Velázquez, este detenido en España junto a la enfermera de Chávez. ¿Adónde iría Maduro? No sé. Cuba parece la opción más cercana, pero no tiene allí su dinero mal habido.

¿Por qué Padrino se echó atrás?

Había negociado impunidad con Elliot Abrams y planteó encabezar el gobierno de transición para controlarla y no terminar preso. Se echó atrás porque no confiaba en Guaidó ni EE.UU.

Tras el fracaso de aquella operación, ¿cuál es la salida ahora?

Solo hay tres escenarios. El primero, que Guaidó fuerce una confrontación en las calles, llame a marchar masivamente a Miraflores, pero no para volver a su casa a las cuatro horas, sino plantarse como en El Cairo. Lamentablemente, no lo va a pedir, porque él y Leopoldo López creen que el régimen haría una masacre despiadada. La segunda opción, que se quiebre la lealtad en el mando militar, porque el embargo petrolero de EE.UU. está funcionando y ha secado a la dictadura de dólares frescos y ha secado Venezuela de gasolina. El descontento podría propiciar que los generales, hartos de Maduro, le dieran una patada. El tercero, para mí el más eficaz pero improbable, que EE.UU. usara la fuerza de manera rápida y efectiva, no con una invasión como en Panamá. La guerra se gana con tecnología, sin un solo soldado, con misiles teledirigidos y una intervención quirúrgica para capturar a los capos de la narcodictadura. En tres días se desplomaría. El problema es que los presidentes de derechas de América Latina, Duque, Bolsonaro, Macri y Piñera, no se lo piden. Piensan antes en su agenda interna, y si lo hacen pierden votos. Y lo mismo casi todos los líderes opositores venezolanos.

¿Si no fuera por eso, intervendría?

Absolutamente. Habría que convencerle y no sería difícil. Si Guaidó viaja a Washington, cosa que no ha hecho, y pide una intervención como he descrito, a lo mejor lo convence. Si no va, la posibilidad se esfuma.

¿Qué le parece la postura del Gobierno de Sánchez y la UE?

Profundamente hipócrita, deplorable. Sánchez reconoció a Guaidó, pero una vez que López, erróneamente, se refugió en la residencia del embajador, Borrell le exige no dar entrevistas, le amordaza y le hace sentir un intruso, y luego presiona para convencer a Guaidó de que envíe delegados al diálogo en Oslo. Fue un error muy serio, porque dijo que no caería más en la trampa del diálogo. Con criminales de esa calaña no se negocia, se los derrota.

¿Las discrepancias en la oposición dificultan la acción contra Maduro?

Dificulta enormemente la causa de la libertad, ya lo dijo Pompeo. Guaidó había conseguido unirlos, pero no hay una agenda clara: lo que quiere López no siempre es lo que quiere Capriles o Machado, Borges dice que no se le consultó enviar delegados a Oslo. Es una batalla de egos que no ayuda nada…

¿Qué le parece el acuerdo entre López Obrador y Trump?

No es una luna de miel, sino una tregua que se romperá pronto. Obrador va a construir con 6.000 policías el muro que Trump no ha podido, porque el Congreso no le ha dado dinero, y mejor que fuera así. Tarde o temprano van a terminar peleados.

Obrador exigió en una carta al Rey que pidiera perdón por la conquista de México. ¿Qué opina?

Es una majadería. Lo que España dejó en América es de un valor incalculable. Cultivar el rencor contra ella y hacernos las víctimas es una idiotez. Lo peor es que López Obrador se lo cree.