En Petare, al este de la ciudad, centenares de personas acuden a diario a centros espirituales para buscar lo que en los hospitales venezolanos no han conseguido. En La Rinconada, al oeste de la capital, un santuario católico recibe también a decenas de personas que buscan sanación. Pero entre uno y otro sistema de creencias está un sector sanitario en crisis que no garantiza el derecho a la salud. Así lo reseña cronica.uno
Entre el 19 de noviembre de 2018 y el 9 de febrero de 2019 (12 semanas) habrían muerto en el país 1557 personas producto del déficit que existe en los centros hospitalarios. Así lo informó en febrero Gustavo Villasmil, médico adjunto del Hospital Universitario de Caracas, durante la presentación de la séptima edición de la Encuesta Nacional de Hospitales (ENH).
La Federación Farmacéutica Venezolana ha dicho que en Venezuela existe una escasez de medicinas de 85 %, mientras que la Federación Médica Venezolana ha señalado que los hospitales solo cuentan con 10 % de las medicinas requeridas para atender a los pacientes.
Este panorama crítico, sumado a una búsqueda de economía y a la creencia que muchas personas profesan en entidades espirituales, ha llevado a las personas a buscar mecanismos alternos para atender su salud.
“Curaciones espirituales”
María Vieira, Jhon Socro y Elsy Martínez son tres de esas personas que acuden al Centro Espiritual Madre Erika, ubicado en el sector Santa Eduvigis, en la Zona 7 del barrio José Félix Ribas de Petare. La calle es conocida popularmente como “el callejón de los brujos”.
A las puertas del centro, comparten su historia haciendo uso de términos muy utilizados en el ámbito de la medicina formal: consulta, doctor, enfermeros, medicina, receta médica, operación, reposo.
María Vieira, enfermera de profesión, tiene 55 años y vive en San Agustín. Hace cuatro años le diagnosticaron problemas en la cervical y le indicaron que debía colocarse dos prótesis. Acudió a tres centros de salud para confirmar el diagnóstico (Ortopédico Infantil, la Policlínica Metropolitana y Vidamed), y luego al Instituto Venezolano de Los Seguros Sociales (IVSS) para operarse. No fue posible.
Decidió acudir al centro Madre Erika. “Este es el único centro donde hemos puesto la fe y hemos encontrado ayuda física y espiritual, pues en el país tenemos un sistema de salud donde la medicina o no se consigue o es tan cara que no la podemos comprar”, dice la mujer, devota del Dr. José Gregorio Hernández.
La imagen de José Gregorio —como se le conoce comúnmente al Siervo de Dios— ocupa un lugar especial en la oscura salda de espera del Centro. También está una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, un cuadro de la Virgen del Carmen, entre otras representaciones.
Afuera, María cuenta que una consulta cuesta 4000 bolívares, y que el costo de las operaciones y de las medicinas varía. “Una consulta con mi doctor no baja de 100 bolívares”. Raíz de guaritoto, cola de caballo, berro con leche y té de toronjil son algunas de las medicinas naturales que pueden leerse en el récipe que sostiene entre sus manos.
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