La era de los reality shows no solo sirve para mostrar el ocio de sus protagonistas, sino también para descubrir talentos que estaban escondidos en la comodidad de su hogar. Así lo reseña infobae.com
Así le pasó a la británica Susan Boyle, y podría tener ya una sucesora con la niña de 10 años Emanne Beasha.
La niña originaria de Northport, Florida, llegó con un vestido rojo y una mirada inocente. Acompañada por su madre, llevó a la grabación a un unicornio de peluche, como su amuleto de la suerte. Antes de su momento triunfal, dijo que su ‘amigo’ se llamaba “Unique”, y que le traía suerte.
Y vaya que funcionó. Al principio, cuando se presentó, parecía una niña débil que podría desaparecer sobre el escenario, pero en cuanto abrió la boca, desbordó talento.
Bastaron unos segundos de su interpretación del aria “Nessun Dorma” para que su extraordinaria voz quedara expuesta.
La pequeña dejó boquiabiertos al panel de jueces, integrado por el implacable Simon Cowell, Howie Mandel, y las actrices Gabrielle Union y Julianne Hough.
Además de la voz, sus gestos y movimientos escénicos parecían los de una artista consagrada. El público la ovacionó a mitad de su interpretación.
El jurado votó unánimemente para que continuara en el certamen, de la temporada número 14 del programa que encuentra talentos de todos los ámbitos en Estados Unidos, aunque también ha tenido versiones alrededor del mundo.
Emanne es la única niña en su familia, pues tiene dos hermanos varones. Su padre es dueño de una tienda de helados, por lo que su infancia, además de musical, ha sido de diversión.
El temerario Simon Cowell, famoso por sus comentarios ácidos, le dijo a la pequeña: “En serio, fue increíble. Qué persona más maravillosa. Tu papá tiene el mejor trabajo del mundo. Debe ser un helado mágico. Y luego llegas tú y haces esto. Eres completamente fantástica”.
Los jueces le dijeron que seguramente ya se había convertido en famosa y que se preparara para ser reconocida en la calle, además de que le avisaron que su vida no sería la misma y que está muy cerca de convertirse en una estrella.