Álvaro Uribe: No se puede esperar resultados a corto plazo en Venezuela

Álvaro Uribe: No se puede esperar resultados a corto plazo en Venezuela

El ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, habla a los medios de comunicación luego de emitir su voto en una mesa electoral, durante las elecciones presidenciales en Bogotá, Colombia el 27 de mayo de 2018. REUTERS / Carlos Garcia Rawlins

 

Álvaro Uribe Vélez, presidente de Colombia entre 2002 y 2010, sufrió 17 atentados. «Soy un sobreviviente de milagro», observa. Objetivo eterno de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y el ELN (Ejercito de Liberación Nacional), sigue sin dar su visto bueno al complejo proceso de paz que impuso Juan Manuel Santos, su ex ministro de Defensa y sucesor en la Presidencia. «Como Hugo Chávez y Evo Morales convocó un referéndum, lo perdió y no respetó el resultado», observa. Así lo reseña abc.es

Tiene claro que el desenlace de Venezuela pasa por «una decisión de las Fuerzas Armadas de deponer a Maduro y al régimen» para dar paso a un «Gobierno de transición con Juan Guaidó y a unas elecciones libres y transparentes». Forjador de nuevos «liderazgos», el actual senador encuentra en Iván Duque a su mejor pupilo: «Es un hombre íntegro. Recuperó la confianza en Colombia. Las inversiones españolas saben que pueden acudir a él para resolver problemas».





La sombra de Uribe (66 años) se alarga tanto como el número de escoltas que le acompaña dentro y fuera de Colombia. Acostumbrado, se desplaza por Madrid con naturalidad, pero la escena podría servir para un rodaje cinematográfico. El expresidente entra en el Hotel Palace pisando fuerte, como en aquella cumbre de Unasur, de agosto del 2009 en Bariloche (Argentina), donde se enfrentó a la liga de mandatarios del Socialismo Siglo XXI que encabezaba Hugo Chávez. «Lula –recuerda– quería que el debate fuera privado. Le dije que eran mayoría y debía ser público. Aceptaron». La secuencia, en directo, mostró la desesperación de, entre otros, Rafael Correa y Evo Morales ante la batería de argumentos en las réplicas de un Uribe «carburado» que, luego se supo, volaba en fiebre por «un tipo de gripe A». Ahora descubre que, horas después, Evo Morales comenzó a tener los mismos síntomas y tuvo que recibir tratamiento médico. «Esa no me la cobró», comenta con media sonrisa.

Abogado, escritor y profesor, Alvaro Uribe desea que Lenin Moreno, «tenga éxito. Se lo merece. Ha creado un gran horizonte para Ecuador» y aún se sorprende del suicidio de Alan García, «un gesto que recibí con tristeza y respeto». Del expresidente peruano recuerda una anécdota: «No olvido su rostro cuando le dije: Presidente, aquí, en esta escalinata (enorme en la Casa de Pizarro) de tu tamaño y altura intelectual, pareces el inca superior».

¿América Latina ha fracaso en su intento de resolver por sí misma una situación como la de Venezuela?

No se pueden esperar resultados a corto plazo. Lo importante es persistir, no desistir.

¿Qué le parece el papel en Venezuela de Michelle Bachelet, como Alta Comisionada de ONU para los Derechos Humanos?

La legitimación de la tiranía de Venezuela lo único que hace es consolidar la crisis humanitaria. Las visitas, el tratamiento a la dictadura como si fuera un Ejecutivo democrático, legitima la tiranía.

¿Cree que EE.UU. debe desempeñar algún papel concreto en esa crisis?

Este no es un tema de EE.UU., sino de la comunidad internacional en pleno. Donde ha faltado mucha claridad es en Europa. Aquí se sigue insistiendo en un diálogo que solo ha servido para consolidar a Maduro. Tengo miedo de que, por esa vía, la tiranía venezolana se consolide como sucedió con la cubana.

¿Qué le pediría al Gobierno de Pedro Sánchez?

Lo mismo que a la comunidad internacional. Tiene que reflexionar sobre Venezuela. España es un actor muy importante porque siempre ha sido el eslabón de enlace entre América Latina y la UE.

El expresidente Juan Manuel Santos convocó un referéndum para aprobar el proceso de paz con las FARC pero salió el «No». ¿Sigue pensando que lo que hizo, al aplicarlo (con modificaciones), fue ilegítimo?

Por supuesto. Ganamos los del «No». Barnizó esos acuerdos y cambió las reglas del plebiscito –financiado con fondos de Odebrecht– para ganarlo al modificar la Constitución, que exigía un 50 por ciento de aprobación. Debió convocar otro pero prefirió no atender ninguno de los puntos que presentamos y engañar a buena parte de la comunidad internacional.

Algo pasa en Sudamérica cuando en Colombia se pierde un referéndum y se da por aprobado, en Bolivia sucede lo mismo con Evo Morales que busca su cuarta elección…

Lo perdió Chávez y lo dio por aprobado. En eso se parecen Evo, Santos y Chávez. Y los dos últimos en otras cosas, aunque Chávez era más franco que Santos.

¿Cuántos guerrilleros permanecen en activo en Colombia?

La ONU dice que hay tres mil disidentes de Farc en armas y los medios colombianos dan cuenta de más de 700 que han vuelto a la violencia. En el ELN, en el 2010, había entre 1.800 y 2.400 y ahora, –según los medios– hay más de 15.000 desplegados entre Colombia y Venezuela. Ese escenario se completa con las bandas criminales del narcotráfico.

¿Y efectivos de las autodefensas unidas (paramilitares)?

Quedan residuos de las autodefensas –y personas que quieren aparentar serlo– en esas bandas criminales que suman miles. A todos hay que combatirlos por igual. Y todo gira alrededor de 209.000 hectáreas de coca, herencia de la anterior Administración. La buena noticia es que, por primera vez en cinco años, gracias a la acción del presidente Iván Duque, no crecieron los cultivos de droga.

Los falsos positivos (ejecuciones extrajudiciales de civiles falsamente identificados como guerrilleros) es un reproche permanente que le persigue. La mayoría de esos casos, mas de dos mil, se produjo durante sus Gobierno. ¿Se siente de algún modo responsable?

Primero, hay casos identificados desde los años 80 y antes. Nuestro Gobierno asumió la responsabilidad y adoptó todas las medidas posibles. El Alto Comisionado de Naciones Unidas reconoció que esas medidas, dieron resultado. Los dos últimos años me informó de cuatro casos de sospecha. Y le dije: querría cero casos.

¿Qué medidas adoptó?

Desvinculé a 27 altos oficiales del Ejército, decidí que, cualquier cuerpo de una persona dada de baja en un combate, no fuera movilizado por las FF.AA. sino que, en aras de la transparencia, el levantamiento del cadáver lo hiciera la Fiscalía a la que delegamos las investigaciones en reemplazo de la justicia penal militar. Pero, la Fiscalía abusó y por cada persona dada de baja en combate hizo una causa contra las Fuerzas Armadas.

¿Por qué considera buenas las extradiciones (por narcotráfico) a Estados Unidos cuando el delito se comete también en Colombia?

La extradición, más que un tema jurídico debe ser un asunto de confianza entre países amigos. Y el único país que colaboró eficazmente en la lucha contra la droga fue EE.UU. Las extradiciones eran por esos delitos, no por razones políticas.

¿Qué es lo que no le perdona a Santos?

El daño que hizo al país. Fue un Gobierno con gran corrupción, se multiplicaron las hectáreas de cultivos del narcotráfico, de 42.000 se pasaron a 209.000, en los últimos meses de aquel Gobierno se asesinaron a 281.000 líderes sociales… En el de Iván Duque, desafortunadamente, a 60 y le acusan infamemente. Santos derrochó los recursos, heredó una economía confiable y la dejó estancada, con una inversión descaecida que, ahora, está recuperando el presidente Duque.

Pero le dan el Premio Nobel de la Paz. ¿Cree que se lo merecía?

Sobre esos temas no hablo. Generan mucho morbo político pero no son trascendentales en el debate.

Usted es senador y tiene que compartir «curules» (escaños) con exmiembros de la Farc a los que combatió y que, además, mataron a su padre. ¿Cómo lo vive?

He tratado y seguiré tratando a esas personas en el Congreso con respeto. Otro asunto es el mal ejemplo de ese proceso, donde se utilizó la Constitución para dar impunidad a los crímenes atroces de las FARC. Los de antes y los posteriores.

Usted, también protagonizó su particular proceso de paz con los paramilitares…

Desmovilicé (desarmó) 35.000 paramilitares y 18.000 guerrilleros. A diferencia de lo que pasó después, no se permitió la elección política de personas responsables de delitos atroces ni se reformó la Constitución para otorgar una amnistía disfrazada. En mi Gobierno tuvieron que ir a la cárcel entre cinco y ocho años. En el de Santos, no pagan un solo día de cárcel porque considera el narcotráfico un delito político. Las penas son simbólicas.

¿Eso es lo que no le parece bien de los acuerdos de paz?

Yo, lo que digo es que ese acuerdo es un mal ejemplo para Colombia. España es uno bueno, porque permite que personas que han estado en el terrorismo sean elegidas en las urnas pero después de cumplir con todas las penas. Mire el caso de Otegui (Arnaldo), quería ser elegido al salir de la cárcel pero la justicia le dijo: no, hasta que hayas cumplido la libertad condicional.

¿A usted le hizo mucho daño la detención de su hermano por el caso de «Los doce apóstoles» (cabecillas paramilitares)?

Es una injusticia donde lo que subyace es el ánimo de venganza contra mí. Cuando llegué a la Presidencia, una tercera parte del territorio estaba en poder de los paramilitares, otra en poder de la guerrilla y la ultima en riesgo. Se cometían 28.000 asesinatos al año y lo bajamos a 15.000. De 3.000 secuestros pasamos a 120 extorsivos… Desmonté los paramilitares, reduje sustancialmente la guerrilla y dejé un país en el buen camino, con seguridad, inversión y política social, los tres pilares de mi Gobierno. No era un paraíso pero iba bien. Eso no se perdona. Yo doy la cara en la Corte (tiene causas judiciales) frente a testimonios infames y comprados en mi contra pero demostraré que son falsos.

¿Qué opina de que buena parte de los presidentes sudamericanos de su época estén en aprietos en la justicia o en la cárcel como Lula?

A esos temas no me refiero. Lo importante es que el socialismo siglo XXI fracasó.

¿Le gustaría volver a ser presidente?

No, y tampoco tengo la tentación. Tengo una tarea importante y de la que me siento orgulloso: promover nuevos liderazgos en Colombia. Nuestro partido, el Centro Democrático tiene nuevos y grandes lideres. Entre ellos, el presidente Duque.

Pero este primer año de Legislatura parece que se le está haciendo cuesta arriba.

Le voy a dar una radiografía del presidente Duque y de su Gobierno: Son íntegros. Lo mejor para combatir la corrupción es el buen ejemplo y él, a diferencia del Gobierno anterior, lo da. Tiene respetabilidad internacional y Colombia está bien orientada: menos impuestos, austeridad, mejores salarios, buen plan de desarrollo y buena visión. Se ha recuperado la inversión extranjera, creció en un 68 por ciento en el primer trimestre, han reducido el déficit del 4 al 2,4 y para el año entrante se estima del 2,2. Van a tener un superávit primario. Empresas españolas que se venían retirando de Colombia en el ultimo año y medio, encuentran que hay un Gobierno con el que se pueden resolver problemas.

En Sevilla, en la escala del Presidente, Jair Bolsonaro al G-20, descubrieron un alijo de 39 kilos de cocaína en el equipaje de un militar de su comitiva.

El individuo que hizo eso merece todos los años de cárcel. Es muy grave, es un atentado contra Brasil, contra la democracia, contra el presidente.

¿Cómo se ve en Colombia el proceso de intento separatista catalán?

La inmensa mayoría de los colombianos creemos en al legitimidad y la unidad de España.

¿Qué le pareció el suicidio de Alan García?

Lo recibí con tristeza y con respeto. Era un hombre sumamente culto, de una gran erudición.

¿Le sorprende el Gobierno de Lenin Moreno?

Gratamente. Es increíble el cambio. Se podía esperar que, por sus antecedentes marxistas, generase inseguridad política pero ha creado un gran horizonte para Ecuador. Ojalá tenga éxito, lo merece.