Carlos, Nazaret, Isve, Eduardo… Médicos, ingenieros, periodistas, arquitectos… Así son los venezolanos que trabajan en Glovo, la aplicación de reparto de comida más popular de Madrid. Una empresa que se ha convertido en un salvavidas para muchos de estos rostros del éxodo. En el diario ALnavío te contamos sus historias. reseñó Alnavío.com.
Por: Daniel Gómez
Montar en bicicleta por Madrid no es el mejor plan para el verano. El sol aprieta, el asfalto quema, el aire asfixia, mientras el termómetro sobrepasa los 40º. No es el mejor plan, pero hay veces que no queda otra opción. Son muchos, muchísimos los venezolanos que han hecho de la bicicleta su forma de vida. Por necesidad. Para tener algún ingreso en España. Para mantener a los hijos. Para ayudar a la familia…
Carlos tenía la frente empapada de sudor y también la camiseta. Sobre todo, los hombros y la espalda, donde descansan las aparatosas mochilas amarillas de Glovo. Era por la tarde. Bebía ansioso una botella de agua de litro y medio hasta que se paró a hablar con el diario ALnavío. “Hidratarse es importante”, dijo chistoso mientras sacaba una bolsa de cereales con frutos secos. “Y comer de vez en cuando también”.
Carlos, de 29 años, nació en un pueblito de Venezuela. Trabajaba como enfermero, pero, “harto de la situación allá”, decidió venirse a Madrid. “Por suerte tengo abuelos españoles, pude obtener la nacionalidad, tener mis papeles en orden, y ponerme a trabajar”.
Trabajar, aunque no como enfermero. No tenía tiempo para realizar la prueba de convalidación que exigen en España, y como necesitaba el dinero urgente consiguió empleo en Glovo.
Esta startup española compra, entrega y recoge los pedidos que encargan los usuarios por su aplicación. Son sobre todo pedidos de comida, pero Glovo también funciona como una empresa de mensajería.
“En días buenos logro hacer cuatro, cinco pedidos en una hora”, cuenta Carlos. “Con eso me gano unos 1.200 euros de media al mes. Me da para vivir en Madrid y para ayudar a mi familia que sigue allá”.
Los trabajadores de Glovo son autónomos. Se dan de alta en la aplicación y se organizan para entregar los pedidos que solicitan los usuarios. Mientras más entregas, más ingresos. Y mientras más entregas, más privilegios.
Glovo categoriza a los repartidores con un sistema de puntos. “El primer mes es el más difícil. El objetivo al principio es sumar 50 puntos. Para ello hay que hacer todos los pedidos que te llegan. Trabajar 100% y tomar pedidos de alta demanda, que son de viernes a domingo en la noche”, explica a este diario Fran.
Fran ya no trabaja en Glovo. Dejó el trabajo hace dos meses para preparar el MIR, el examen de Médico Interno Residente. Fran era médico en Caracas, pero en España eso no le vale. Debe superar el examen si quiere obtener su puesto.
“Yo llevo más de un año en España. En octubre de 2018 me apunté en una academia para sacarme el MIR. Las clases variaban mucho. Los martes en la mañana, los jueves en la tarde, algunos sábados. Mi prioridad era hacer el curso del MIR… y también trabajar para mantenerme. Pero con esos horarios de academia, necesitaba un trabajo flexible y entonces un familiar me recomendó Glovo”, comenta Fran.
Lea más en Alnavío.com