Desde hace diez días a Nicolás Maduro se lo ve más nervioso. Ese 4 de julio recibió uno de los golpes más duros desde que Juan Guaidó su proclamara presidente encargado o desde que el 30 de abril soldados desobedientes a la dictadura decidieran liberar a Leopoldo López e iniciar un operativo para expulsarlo del Palacio de Miraflores que terminó frustrándose.
Aquella jornada Michelle Bachelet hizo público uno de los informes más lapidarios sobre el régimen que comanda el caraqueño de 56 años. El documento de las Naciones Unidas (ONU) dejaba constancia ante el mundo de los gravísimos ataques a los derechos humanos que se cometen en Venezuela desde la instauración del terror chavista.
El extenso diagnóstico de la ex presidente chilena no sólo fue una sorpresa para el círculo de poder, sino también para sus aliados en la región y en el mundo. Rusia, China, Cuba, Irán y los más cercanos Uruguay y México ya no podrán escudarse en la supuesta parcialidad de los juicios que se hacían contra Maduro y sus cómplices. Incluso algunos de ellos exigían una evaluación equilibrada y alejada de preconceptos ideológicos sobre lo que ocurría en el devastado país latinoamericano.
El “informe Bachelet” -de cuya simpatía con la izquierda regional no puede haber dudas- expuso más a Miraflores. El hombre que conversa con pájaros supuso que podría ensayar algún truco para engañar a la Alta Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU y que abandonara el país convencida que allí no se cometían crímenes contra la humanidad. Pero su firma al pie del paper dejó claro que ella no sería partícipe de la barbarie cotidiana a la que se somete a todo un pueblo.
Desde entonces el gobierno sólo cosechó malas noticias y repudios internacionales. Para más: coincidente con la publicación del documento de ONU, se conocieron detalles escabrosos sobre la tortura y asesinato del capitán Rafael Acosta Arévalo. El mundo no deja de sorprenderse de tales actos. Aunque no todo el mundo, claro está.
Una muestra del nerviosismo que se percibe por estos días en la sede de la administración oficial se manifestaron en las últimas horas. Maduro y quien comanda el aparato represivo y de inteligencia –Diosdado Cabello– lanzaron furiosas declaraciones contra Bachelet. El primero decidió escribir una larga epístola para hacerle llegar su descontento. Se tomó ocho días para redactarla. Tal el cimbronazo del que intenta sobreponerse.
En ella sostiene que se trata de un dictamen “plagado de falsas afirmaciones, tergiversaciones y manipulaciones en el uso de datos y fuentes; carente de equilibrio y rigor, abiertamente parcializado. Presenta un panorama distorsionado de la situación de derechos humanos en nuestro país. Sepa usted que Venezuela seguirá de pie, victoriosa, que ningún falaz informe, ni agresión, podrá con nuestra férrea determinación”.
Por su parte, Cabello –cuyos colectivos chavistas tienen cada vez mayor participación en contraste con las Fuerzas Armadas Bolivarianas comandadas por Vladimir Padrino López– también mostró su resentimiento contra la ex jefa de estado chilena.
“Es un informe absolutamente sesgado, un informe que ha tratado la derecha y organismos internacionales aliados al imperialismo”, dijo el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, el órgano creado para restarle poder al verdadero parlamento venezolano liderado por Guaidó. Quizás sea hora de que ensayen algo de originalidad en sus argumentos: los términos “derecha” e “imperialismo” se repiten demasiado.
Pero el todopoderoso patrón de los comandos parapoliciales no se quedó en el plano descriptivo del documento. También castigó a Bachelet en lo personal: la llamó “hipócrita”. Extraña calificación para alguien que sufrió en su vida una dictadura y a quien intentaron mostrarle la farsa de una nación donde se respira libertad a cada paso.
La preocupación de la cúspide chavista no radica en que se hayan descubierto crímenes que antes habían permanecido impunes. Desde hace muchos años este y otros medios los denuncia sistemáticamente y son censurados por el régimen. También valientes políticos opositores que son perseguidos y expulsados de su patria. Instituciones no gubernamentales se sumaron a investigar las atrocidades.
Sin embargo, las Naciones Unidas representan algo más que una ONG o un medio independiente. El informe podría derivar en otro tipo de acciones contra la dictadura absolutamente justificadas por el calibre de los delitos enumerados. El nerviosismo asciende.
¿No era acaso Rusia la que reclamaba una mediación de la ONU para frenar cualquier intento de injerencia militar en territorio venezolano por no estar justificado? ¿Qué grado de importancia le dará ahora a la brutal evaluación de la Alta Comisionado? ¿Continuará Vladimir Putin defendiendo a su “amigo” Maduro? Lo cierto es que pareciera ya no confiar en él y sabe que podría dejar en manos de otros chavistas en ascenso sus negocios. ¿Es el joven Héctor Rodríguez esa persona?
En Barbados hablan de elecciones. Y el nombre del gobernador del estado de Miranda es el que más resuena para continuar con la fantasía del Socialismo del Siglo XXI. Pero algo es raro: cómo y quién convocaría a las elecciones. Cabello fue elocuente en un punto. El presidente es Nicolás Maduro, avisó. La posibilidad de que sea él quien comande la transición no será aceptada por la comunidad internacional. Ni por los propios venezolanos.
El dictador caribeño, sediento de tiempo, tampoco quiso nuevos ruidos en su casa durante estos días de fragilidad. Fue por eso que prefirió mantener en su lugar al generalísimo Padrino López. El hombre que estuvo en la mira de todos el 30 de abril -y las semanas posteriores- se mantendrá al frente del Ministerio del Poder Popular para la Defensa y de las Fuerzas Armadas. Temió que un posible cambio en lo más alto del mundo castrense terminase por debilitarlo aún más. Lo hizo a regañadientes, pero no tuvo alternativa. El militar, en tanto, sigue recibiendo mensajes del más allá… del más al norte.
“¿Quiere que su legado en las fuerzas sea haberlas convertido en el ‘escuadrón de la muerte’ más famoso del siglo XXI? Cada día que respalda las acciones equivocadas de Maduro, Venezuela se deteriora aún más”, le recordó John Bolton -asesor de Donald Trump para la Seguridad Nacional- el último viernes a Padrino López.
El usurpador de Miraflores especula. Cree que lo mejor es mantener cerca a sus (posibles) enemigos y por eso ratificó al generalísimo. Sobre todo en estos tiempos que se avecinan luego de que el informe de las Naciones Unidas golpeara de manera inesperada.