El apagón que se produjo en toda Venezuela la tarde de este lunes, puso en evidencia, una vez mas, la magnitud de la destrucción que ha provocado este régimen. Nada se salva. Ni el dinero.
Este nuevo apagón nacional, además de la angustia ciudadana y las mil millonarias perdidas, demostró que la nueva moneda de curso legal ya no es el Bolívar Soberano sino el dolar norteamericano. Ayer en medio de la oscuridad más aterradora, no había forma de comprar nada sin la divisa estadounidense. Los puntos de ventas dejaron de funcionar, lo mismo que los pagos móviles y transferencias. Si no tenías Washingtones no podías adquirir ni siquiera un perro caliente.
Así, pues, que la interrupción de la energía eléctrica resultó un corrientazo para la devaluación del Soberano Bolívar que aceleró su marcha forzada, hacia la destrucción total de su poder adquisitivo. Por otra parte, el dólar se disparó a niveles nunca vistos, aunque sí eran previstos, ante la debacle económica actual en Venezuela.
La realidad cambiaria venezolana es atroz, como atroz son los servicios públicos: luz, agua, gas, transporte y un largo etc. La cotización del dólar llegó a niveles insostenible para la mayoría de los venezolanos, y sobre todo para aquellos que no tienen acceso a divisas y tienen que sobrevivir con puros bolívares, y estos son la inmensa mayoría de la ciudadanía.
Los incontables errores económicos, financieros y monetarios del régimen, han pulverizado la moneda nacional tanto como al sistema eléctrico. El Bolívar ha sufrido un soberano apagón.
En este momento, son los integrantes del comercio informal quienes determinan, así sea a la luz de una vela, que tipo de billete es el que circula.
Sí, el valor del signo monetario nacional como la vigencia de los billetes, ya no emana del Banco Central de Venezuela (BCV) como un faro de luz, sino de los mechurrios de los comerciantes informales y de aquellos que conducen autobuses o perreras del transporte público.
¡Inaudito!
Esta desviación económica, es una demostración de cómo andan las cosas en el país. Para contrarrestar los efectos del apagón, el régimen decreta día de asueto nacional. No hay clases ni trabajo. No hay luz y la moneda que se acepta es la de EEUU. ¡Qué locura!. Sigo a tientas.
La dolarización de la economía no queda en evidencia en los apagados grandes centros comerciales, o en los lujosos centros de expendio de alimentos, tampoco se mide en las casas de cambio ni en los bancos; sino que lo palpamos en las areperas, en la calle y en los mercados municipales, como por ejemplo el de Puerto La Cruz.
Cada vez que, como consumidores, acudimos al Mercado Municipal de Puerto La Cruz, ahora llamado Mercado Nacional de Valores, vemos carteles que dicen “ sólo se aceptan dólares” y escucha en la penumbra, cual pregoneros de divisas, a jóvenes vendiendo y comprando monedas extranjeras. ¡A esto hemos llegado!
Y la descomposición es tal, que ya vemos a personas haciendo negocios con los billetes extranjeros y diciendo que “no aceptamos soberanos ni billetes de un dólar”… Un completo despropósito, cómo en los centros ventas de alimentos, supuestamente populares, no se acepta bolívares ni billete de $ 1, cuando en los Estados Unidos, de donde proviene esa moneda, un billete de esta denominación tiene valor y es aceptado con normalidad. Eso fue lo unico que se pudo ver durante el apagón. El Bolívar en el pipote de la basura gracias a la revolución.
Esta triste situación es signo inequívoco que ya no podemos hablar de una economía desajustada o anarquizada en el país, sino que hemos aumentado de nivel. Aquí, en Venezuela, no solo falta la electricidad, sino que poseemos una realidad económica completamente apocalíptica.
Queramos o no, el mercado paralelo de divisas, el cual existe en todos los niveles, aunque la usurpación lo intente ocultar en medio de la oscuridad más absoluta, dirige la economía nacional, y todo ante la continuidad de unas políticas que no solucionan, ni solucionarán la crisis, porque son el motor de éstos problemas que padecemos hoy en día.
¡Oh, cómo duele el caos! Sí, cada mañana, despues de una noche en vela, cuando nos informamos a cómo amaneció el dólar, sentimos el impacto inexorable de que somos cada vez más pobres, que Venezuela cae cada vez más profundo. Debido a esto necesitamos un cambio urgente, necesitamos que cese la usurpación y se instale un gobierno de transición nacional. Lo necesitamos como a la luz para poder sobrevivir.