Empiezo este artículo, mientras miro una declaración de Bolton. Es vieja. Realmente estoy volviéndola a escuchar.
Data del 30 de abril, momento en que falla una operación civil -militar contra Maduro. Ahí Bolton revela un entramado, y pide cerrar el trato. Que cada quien cumpla.
Sólo cumplió ese general extrañísimo conocido como Figuera, ex jefe de El Sebin, al que accidentalmente conocí durante mi viaje a EEUU.
Recuerdo inmediatamente, como un Deja Vu, que un día después del fracasado golpe del coronel Leónidas Macías ( mano derecha de Noriega dictador de Panamá) , el 17 de marzo de 1988 el Comando Sur, a través del general Fred Woerner, hizo contactos con Noriega para fijar una reunión con dos enviados del Departamento de Estado.
Los embajadores Mike Kozak y William Walker llegaron con un ultimátum del gran presidente liberal Ronald Reagan.
Le daban una salida: España estaba dispuesta a dar asilo a Noriega para ‘ayudar a instalar o a fortalecer la democracia en Panamá’. A cambio, Washington que lo acusaba de estar vinculado al narcotráfico, no pediría su extradición.
‘Yo no soy comandante porque heredé el puesto. No soy Videla ni Galtieri. Aquí no hay, como en Argentina Madres de Plaza de Mayo dando vueltas por la ciudad’, respondió Noriega, refutando la propuesta.
Bien. Punto. Rememoro otro dato, más o menos igual:
En 2003, la administración Bush propuso a Sadam Husein un exilio protegido. Horas después , el ministro de Exteriores de Irak, Naji Sabri, respondió desafiante diciendo que no no permitirían una “invasión de infieles”, que “serán quemados vivos o puestos de rodillas y morirán decapitados”. Sabri dijo que “el único que tenía que renunciar era Bush.
Vayamos a otro caso:
En marzo de 2011, Barak Obama envió un ultimátum al coronel Gadaffi, le pidió dejar de usar armas contra la población civil y permitir un cambio. “Gadafi no puede continuar sin vigilancia” porque cometerá atrocidades, dijeron entonces autoridades desde Washington.
Conjuntamente con Obama, el presidente de Francia Sarkozy y el primer ministro británico Cameron dijeron que Gadaffi “debe irse de inmediato”, pues su régimen “ha perdido toda legitimidad”, por lo que pidieron a sus partidarios que le abandonen “antes de que sea demasiado tarde”. Agregaron que la transición libia podría organizarse con “el Consejo Nacional de Transición libio”, dado su “papel pionero”, pero también podían participar en ella “representantes de la sociedad civil” y “viejos partidarios de Gadaffi y todo aquel que quiera colaborar en el proceso de transición hacia la democracia”.
La respuesta de Gadaffi fue desafiante. Y la de los militares cómplice con él.
Ya saben cómo terminaron los tres.
El más reciente ejemplo de una situación como la de Gadaffi, Sadam y Noriega la ha recibido Maduro. “Debe irse” ha dicho Mauricio Claver, Eliott Abrahams, y Pompeo.
Desde mi llegada de EEUU, he visto en altos jerarcas del chavismo el convencimiento que pueden ante el descalabro del proyecto Guaido y la pérdida de calle de la oposición, entenderse directamente con Washington. Bajar las tensiones. Flexibilizar sanciones y que Maduro siga en el poder.
Quiero repetir ahora en público, lo que he dicho ya en privado: están equivocados.
El Presidente Maduro, cuya legitimidad es cuestionada por el planeta, ya no tiene tiempo. El intento de Cabello y compañía de mantener esta tesis sólo los va a llevar a la fosa con él.
Durante años , Estados Unidos y otras naciones han desarrollado pacientes y honorables esfuerzos para desarmar al regímenes totalitarios como el de VENEZUELA sin guerra. Y después del ultimátum, cumplen sus palabras.
El gran problema de la oposición tradicional y del régimen chavista, es que no entienden que lo que se debe comprender es cuál es el interés de EEUU en VENEZUELA.
Ya lo han dicho: El regreso de la democracia. Si en el chavismo hay gente dispuesta ayudar a eso, pueden incluso capitanear la transición. Léanme entre líneas.
El mundo ha estado involucrado en años de diplomacia para resolver el tema VENEZUELA.
Han aprobado más de una docena de resoluciones y exhortaciones en Naciones Unidas. Han enviado a cientos de inspectores para supervisar el régimen de Maduro. Sienten ahora que su buena fe no ha sido compensada. El régimen de VENEZUELA ha utilizado la diplomacia como una estratagema para para ganar tiempo y ventajas.
Antes de que llegue el día del horror, antes de que sea demasiado tarde para actuar, este peligro debe ser evitado. Por ello Prociudadanos envió un documento público reciente a la FANB.
EEUU habla de narcotráfico, de Hezbola, todo esto indica que ponen elementos sobre el debate que amenazan su Seguridad Nacional. Y esa decisión de proteger su Seguridad la puede tomar el Comandante de esa nación: El Presidente Trump.
Yo estoy en contra de la violencia, y no me gusta la intervención foránea. Pero, también tiene que tener muy claro gente como Ceballos, Cabello y Padrino, que bastará el anuncio del uso de la fuerza y miles de soldados pondrán la baja. Y antes que se mueva la primera unidad ya el régimen habrá caído.
Negocien una salida honrosa. No digo más.