Repasar siempre que sea posible las motivaciones de nuestro empeño en promover el cambio político en Venezuela es fundamental. Ello nos permite mantener el foco, el propósito y nos ayuda a ser constantes, en una Venezuela donde todo es al revés y donde pareciera que terminamos acostumbrándonos a la normalidad de lo anormal, porque lo que ocurre y transcurre, no tiene pies ni cabeza.
En esa sed más que comprensible de normalidad, un sector de la población venezolana y particularmente en Caracas, vive hoy embriagada en un nuevo espejismo tan dañino como el populismo precedente, al haber pasado de las más férreas restricciones cotidianas impuestas por un desgobierno con un modelo deliberadamente equivocado, al más abierto libertinaje en todos los aspectos de esa cotidianidad, menos en lo político. Así, observamos como por la vía de los hechos, cualquier moneda y muy especialmente el despreciado dólar estadounidense imperialista, pero nunca el mal llamado Bolívar Soberano, se ha tornado en lo que podría llamarse la moneda de curso corriente. Donde sea que nos asomemos y en cualquiera que sea la transacción, desde el heladero en la calle, quien manifiesta aceptar transferencias, pago móvil, trueque y cualquier divisa; hasta las más sofisticadas transacciones, todo, sin excepción, pasa por el marcador y referencia de la divisa del Norte. Y es justamente la descrita dolarización que ha ocurrido por la vía de los hechos, sumado al libertinaje donde nada se controla e impera más bien la anomia, lo que produce esa falsa sensación de bienestar y embriaguez colectiva, que lleva a la gente a asumir riesgos que racionalmente no asumirían, convirtiendo todo en un ciclo de aparente normalidad.
Pero no todo lo que brilla es oro, y detrás de esa precaria sensación de bienestar o más bien relanzamiento que se respira en algunos sectores, todo sigue igual, pues al control y en comando del desgobierno, siguen los mismos que llevaron al país a la peor de sus desgracias y su mentalidad es la misma. Lo que hay es libertinaje o como bien afirmara el Generalísimo en la famosa frase que se le atribuye del momento en que fue hecho preso por Bolívar… “Bochinche, Bochinche, Sois Puro Bochinche”.
Cuando se trata de un país y del bienestar de sus habitantes, el bochinche no es precisamente el mejor aliado, sino más bien la receta perfecta para el fracaso y el sufrimiento. En nuestro caso, el libertinaje y la anomia, tanto como el populismo, hacen al país inviable. En el caso del populismo, porque en el algún momento como ocurrió acá, los recursos se agotaron y convirtieron al país en una entidad simplemente paupérrima; mientras que en el caso del libertinaje, al menos económicamente, todo funciona por la izquierda, a la sombra, y eso no contribuye, no tributa ni aporta, por lo que mientras que por un lado estaremos inundados de galletas y chucherías importadas, por el otro, el país seguirá cayendo por un barranco, porque la única fuente formal de financiamiento donde nadie contribuye que es el petróleo, ya fue aniquilada.
Repasar nuestra motivación por el cambio es la invitación que se extiende desde esta modesta tribuna, pues como todo espejismo, el que se observa hoy en algunos sectores del país, desenfoca y distorsiona realidades. Al repasar, sin mucho esfuerzo observaremos que todo lo que nos ha llevado a marchar, a protestar y expresar nuestro desprecio por el modelo de destrucción de los últimos veinte años, está allí, intacto y esperando el momento justo para arreciar con un nuevo zarpazo de control social. Mientras tanto, a punta de libertinaje y dolarización, al igual que Huxley con el soma, pretenden hipnotizarnos y adormecernos con una mezcla de feliz resignación, cuando en realidad lo que estamos es en medio de una cruda y dura Somalización de nuestra realidad. Por ello, en nuestro empeño por promover el cambio político apostamos al real y auténtico bienestar de una nueva Venezuela, que aún pareciendo utópica y vista desde la distancia de todo lo que toca por hacer, si es posible de alcanzar.
Cástor González
Presidente del Centro Popular de Formación Ciudadana (CPFC)
@castorgonzalez