Cada foto de bodegones con comida importada desmiente que haya un bloqueo económico de Estados Unidos contra Venezuela, al menos por ahora.
Sin embargo, continúan las contradicciones entre el discurso del gobierno y su accionar, por ejemplo, anunciaron hace poco que traerían 2.000 autobuses Yutong, mientras las fábricas de autopartes nacionales están cerradas casi en su totalidad.
Lamentablemente hoy en día, muchos venezolanos continúan culpando al comerciante, al empresario por los altos costos, por los precios inaccesibles, cuando la realidad es que quien nos tiene arruinados, es Nicolás Maduro y su régimen.
Continúa la reiterada urgencia de un cambio económico. Ahora hay productos en los anaqueles, pero los trabajadores no cuentan con la disponibilidad salarial para adquirirlos. El país ha entrado en una parálisis; un estado de estancamiento y de pobreza que solo puede ser superado con un acuerdo nacional para restaurar la República; que va más allá de las cúpulas políticas que no le están hablando a nadie y por ende siguen desconectados de la realidad.
Se trata de un compromiso con los empresarios, los productores, los técnicos, que en lugar de perseguirlos por sus opiniones, lo que deben es reunirse en un gran equipo nacional para entrarle a la recuperación de los servicios; es un acuerdo para sacar a Venezuela de la penumbra, del aislamiento.
Lo hemos dicho y lo mantengo, sanciones difícilmente tumban a un régimen cuyos capataces desprecian al pueblo. De concretarse el bloqueo, esto solo agravaría más la situación económica y humanitaria, aumentaría el éxodo. Pero hay que estar claro que un aislamiento, como amenaza ahora el presidente Donald Trump, no es suficiente para sacar a Nicolás y su entorno del poder, a pesar de aumentar el malestar general. A nuestro juicio una acción como esta, le daría una narrativa para radicalizar aún más su falsa revolución y sus cada vez más escasos seguidores. Maduro y sus partidarios se empeñan en repetir la historia cubana para ser fieles a sus amos antillanos.
Por ello me permito adelantar algunas medidas que se deben de propiciar y de tener claras desde ya. En primer lugar está que la dirigencia política que aspira liderar el cambio, se comprometan a renunciar formalmente a modelos económicos con alta intervención del Estado, que son los que no han permitido el desarrollo del país. Urge un plan de actualización de la infraestructura para recuperar los 20 años de atraso a los que nos ha llevado esta mal llamada revolución.
En resumidas cuentas, que se llegue al fin del predominio estatal en la actividad económica; en segundo lugar, necesitamos un ciudadano productivo, la realidad nos da muestras de que está equivocado el estatismo de la economía; y tercero, hay que cambiar el paradigma de exaltación de la pobreza como valor. Porque los países son ricos cuando sus habitantes son ricos.
Como lo he venido diciendo a lo largo de todos estos años, y lo mantengo, el mayor escollo que debemos de superar los venezolanos es el grave problema de educación y cultura.
En un país, donde el bono de parto humanizado y de lactancia materno infantil, es superior al salario mínimo, los que están “jodidos”, son los trabajadores. En un país en el que el llamado bono de la independencia es igual a lo que ganan los jubilados luego de haber trabajado toda una vida, imposible que podamos avanzar.
@OmarAvilaVzla