A ponerse las alpargatas porque lo que viene es joropo. Los gringos están pichando las 100 millas y prometen que en cada lanzamiento serán más duros. Lo que hasta el domingo eran sólo amenazas, en la noche del lunes éstas comenzaron a hacerse realidad una a una. ¿Cómo terminará esta historia? La verdad es que, aunque a ciencia cierta nadie lo sabe, no tiene buena pinta.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que congela todos los activos del régimen de Venezuela y prohíbe cualquier transacción con él, salvo que haya una exención específica. Esta jugada, que busca incrementar la presión contra los aliados del chavismo, impondría sanciones a cualquier empresa o individuo, estadounidense o extranjero, que haga una transacción con miembros del régimen de Maduro.
“He determinado que es necesario bloquear la propiedad del Gobierno de Venezuela a la luz de la continua usurpación del poder por el ilegítimo régimen de Nicolás Maduro, así como los abusos de los derechos humanos del régimen, el arresto arbitrario y la detención de ciudadanos venezolanos, la restricción de la prensa libre y los intentos continuos de socavar al presidente interino, Juan Guaidó, y a la Asamblea Nacional elegida democráticamente”, explicó.
Las implicaciones y los alcances reales de la medida las iremos descubriendo a medida que pasen los días. Éstas pueden ir desde la congelación de empresas, cuentas bancarias y propiedades del Estado, hasta los software de la plataforma para el uso de las tarjetas de crédito y débito y las licencias para los programas de computadoras, entre muchas otras cosas.
La línea del gobierno de Trump está clara desde hace rato: no están dipuestos a calarse que el gobierno de Nicolás Maduro y su grupito siga poniendo en peligro su seguridad nacional debido a sus alianzas, como ellos alegan, con el narcotráfico, células terroristas y grupos armados, entre otros. Las presiones para obligar su salida de Miraflores y darle paso a una ruta electoral que destrabe la crisis política, social y económica que ahoga al país, están alcanzando su clímax. La semana pasada pusieron en jaque a uno de los hombres fuertes del entorno presidencial y recientemente vicepresidente de la República, Tareck El Aissami, agregándolo a la lista de los más buscados a nivel mundial, acción que ha alertado al resto de sus colegas sobre el futuro que les espera de seguir aferrados al poder en Venezuela.
La decisión ejecutiva adoptada por Donald Trump coincidió con el inicio de la Cumbre Mundial por la Democracia en Venezuela que se celebra en Lima, Perú. De antemano le marcó la ruta al Grupo de Lima y demás participantes. No quiere distracciones ni güabineos. La decisión de sacar al hijo de Chávez del poder está tomada y no tiene vuelta de hoja. Ya en la antesala, su asesor de seguridad, John Bolton, había asegurado que “Estados Unidos se opone a unas nuevas elecciones en Venezuela mientras Nicolás Maduro
siga en el poder porque su régimen podría manipular el sistema electoral”, a la vez que afirmó que “las conversaciones en curso entre el Gobierno de Venezuela y la oposición bajo la mediación de Noruega en Barbados “no son serias” y le permitieron a Maduro ganar más tiempo en el poder”.
No es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar. Tanto tensaron la cuerda hasta que se reventó. ¿Qué hará ahora Maduro? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar su grupito? ¿Serán capaces de inmolarse por su obsesión por el poder? Saldrán de Miraflores, no tengo dudas. Lo lamentable es que mientras ésto se resuelve, seremos los venezolanos quienes seguiremos pagando los platos rotos de una crisis continuada. Dependiendo de cuánto se extienda en el tiempo esta medida económica impuesta a nuestro país, sin duda afectará profundamente nuestros ya vapuleados presupuestos familiares. Les reitero la invitación a ponerse las alpargatas porque lo que viene es joropo.
Gladys Socorro
Twitter: @gladyssocorro
Blog: gsocorro.wordpress.com